Merman las campanadas
en mi dolida catedral...
Rememoro, enclipsada por tan melancólicos vitrales,
días festivos que perdí en tu etéreo almendral.Vuelvo la mirada,
y te observo, apagada.
Se reproduce,
en mis cavilaciones, la velada.Murmullo trémula,
ansiosa por descubrir...
si lguna vez signifiqué yo
algo para ti.
Tu fúnebre silencio
me condena a sufrir...
Pero nada es espontáneo...
hace tanto me partí.—M.C