DOMINGO 10 DE NOVIEMBRE DEL 2024

4 0 0
                                    

Hoy me levanté como a las 8 o 9 de la mañana por ser día domingo., Y aunque no recuerdo los sueños anteriores sí me acuerdo de este claramente porque me angustió.

Hoy, en medio de la noche, me desperté varias veces, como si una fuerza invisible me empujara a salir del sueño. Pero fue en el último descanso cuando la verdadera pesadilla se apoderó de mí. En esa oscuridad, vi a mi querido gato gris, destrozado. Su cuerpo parecía un cartón aplastado, como si una rueda pesada hubiera pasado por encima de él. Estaba seco, despojado de vida, con todas sus vísceras fuera y sin cabeza. La imagen era tan vívida que sentí que el horror me envolvía.

Desesperada, busqué su cabeza y la encontré en un rincón sombrío; solo quedaba la parte superior de su mandíbula, cortada a la altura del cuello. El terror se apoderó de mí mientras despertaba, angustiada y temblando. Lo primero que hice fue buscar a mi mascota; cada segundo sin encontrarlo aumentaba mi ansiedad y me llevó a pensar lo peor. ¿Acaso era un aviso? ¿Algo había sucedido?

La media hora se sintió como una eternidad hasta que, mientras preparaba el desayuno, vi a mi gato entrar por la puerta del comedor. Se acercó con esa familiaridad que siempre ha tenido, como si viniera a darme los buenos días. Un suspiro de alivio escapó de mis labios, pero el eco de la angustia aún resonaba en mi pecho.

Este encuentro entre el horror y el alivio me dejó reflexionando: ¿qué es real y qué no? ¿Qué mensaje oculto se esconde detrás de nuestras pesadillas? A veces, los sueños pueden ser más aterradores que la realidad misma.

EL LIBRO DE MIS PESADILLAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora