Capitulo 2

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El timbre sonó, anunciando el comienzo de un nuevo día de clases. Sofía caminaba hacia su aula, todavía pensando en la extraña conversación con Edmund el día anterior. No entendía por qué su encuentro la había dejado tan intrigada, pero algo en su interior le decía que había algo más en él de lo que parecía. Lo había sentido en esa mirada fugaz, en la manera en que hablaba de los libros, como si realmente viera el mundo de una forma distinta.

Al entrar en el aula, su mirada recorrió rápidamente el salón, buscando su asiento habitual cerca de la ventana. Fue entonces cuando lo vio. Edmund estaba allí, de pie junto al escritorio del profesor, con su mochila sobre un hombro, mirando alrededor como si intentara encontrar un lugar al que pertenecer.

—Buenos días, clase —dijo el profesor, interrumpiendo sus pensamientos—. Hoy tenemos un nuevo compañero. Su nombre es Edmund, y se unirá a nosotros gracias a que tiene una beca para estudiar aquí. Espero que lo reciban bien.

Sofía se quedó congelada por un momento, el corazón acelerado al escuchar su nombre. Edmund, el mismo chico de la biblioteca, ahora era parte de su clase. Al principio, no sabía si debía sentirse emocionada o confundida. El destino parecía tener un sentido del humor curioso.

Edmund miró al frente, sus ojos recorriendo rápidamente la sala hasta que, al encontrarla, sus labios esbozaron una pequeña sonrisa. Sofía sintió un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Sería posible que él también la recordara?

—Hola, Sofía —dijo él en voz baja, mientras caminaba hacia un asiento vacío al lado de ella. Era como si, en ese instante, todo hubiera vuelto a cobrar vida.

Sofía no podía creer lo que estaba pasando. Él estaba aquí, en su clase, en su vida. Pero, aunque su rostro era tranquilo, había algo en sus ojos que la hacía sentirse extraña, como si él estuviera a punto de decir algo, pero se lo guardara.

—Hola —respondió ella, intentando ocultar su nerviosismo mientras se acomodaba en su asiento. No quería hacer un espectáculo de nada, pero había algo en el aire que se sentía diferente.

Los minutos pasaron lentamente, y mientras la clase comenzaba, Sofía no podía evitar robarle miradas discretas a Edmund. Algo en él había cambiado desde el día anterior, o quizás era ella la que lo veía de una manera distinta, ahora que sabía que era más que un desconocido en la biblioteca.

Al final de la clase, cuando todos empezaron a levantarse para irse al receso, Edmund la miró y decidió acercarse para hablar.

—Sofía, qué casualidad encontrarte aquí —dijo Edmund con una sonrisa.

Sofía lo miró sorprendida, pero no pudo evitar sonreír también. El destino parecía tener una manera peculiar de reunirlos, como si de alguna forma ya estuviera marcado que sus caminos se cruzaran nuevamente.

—Sí, qué curioso —respondió ella, intentando mantener la calma mientras sentía un pequeño nudo en el estómago. Estaba segura de que no podía disimular del todo lo nerviosa que estaba, pero al menos trataba de no parecer demasiado afectada.

Caminaron durante un tiempo hasta entrar en la biblioteca del colegio, donde escogieron una mesa y se sentaron.

Edmund se sentó frente a ella, pensativo, como si también estuviera buscando una forma de comenzar la conversación sin hacerla incómoda. Por un momento, ninguno de los dos dijo nada, solo se miraron, como si el aire entre ellos estuviera cargado de algo no dicho.

—Así que... ¿la biblioteca es tu lugar favorito? —preguntó él, rompiendo el silencio con una pregunta aparentemente casual.

Sofía pensó por un momento antes de responder. Era curioso cómo una pregunta tan sencilla podía abrir una puerta hacia algo mucho más profundo, hacia una conversación que ambos parecían querer tener pero no se atrevían a iniciar.

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⏰ Última actualización: Nov 11 ⏰

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