La sangre resbalaba lentamente por su mejilla, cálida y pegajosa, un sabor metálico inundaba su boca. Un gemido ahogado escapó de sus labios mientras las cadenas que ataban sus muñecas se apretaban, mordiendo su piel con cada inútil esfuerzo. Sabía que no había escapatoria de aquella fría y oscura celda, que la muerte llegaría de manos de aquel a quien alguna vez amó. Una amarga ironía que le arrancó una sonrisa torcida.
La puerta de acero crujió al abrirse, revelando la imponente figura de un hombre rubio, su silueta oscura contra la penumbra. Un aura oscura lo rodeaba, sus ojos ardían con una intensidad salvaje. Una corona negra adornaba su cabeza, símbolo de su reinado demoníaco.
El rey demonio se acercó, sus pasos deliberados y medidos, una daga maligna brillando en su mano.
Sasuke tragó saliva, un escalofrío recorrió su columna mientras miraba al hombre que alguna vez amó. Ahora, con una sonrisa fría, el demonio parecía deleitarse con su sufrimiento.
"Por fin despiertas, Sasuke," murmuró el rey demonio, su voz profunda y resonante. "Ahora, ¿dónde está ese bastardo?"
Los ojos de Sasuke se estrecharon, su mente acelerada mientras trataba de procesar las complejas emociones que lo asaltaban: miedo, desesperación y un persistente destello de amor.
"Prefiero morir antes de decirte dónde está mi hijo," Naruto se burló, su mirada fija en la daga como si fuera lo más fascinante del mundo. Infundió su voz con un toque de desafío,
"Ese monstruo debe morir."
Naruto se acercó, sus manos flotando peligrosamente cerca de la cintura de Sasuke. La daga presionó contra sus labios, fría y amenazante.
"Pronto se cumplirá tu deseo, mi amor."
Sasuke escupió la daga, su odio hacia Naruto creciendo con cada momento. Se tensó contra las cadenas, sus músculos adoloridos por el esfuerzo. ¿Por qué no había muerto ya? Cualquier otro hombre habría muerto hace mucho.
"Mi hijo no es un monstruo. Déjalo en paz. Es solo un humano. ¿Qué daño podría hacerle a tu mundo?"
"No es un humano ordinario," respondió Naruto, su voz llena de malicia. "Es hijo de un demonio y...", se detuvo, tocando el hombro de Sasuke y hundiendo la daga en su carne. Sasuke gritó de dolor, la sangre brotaba de la herida. "Un híbrido."
"¿Qué?" Sasuke jadeó, luchando por comprender. "Eso es mentira. Soy humano."
"¿De verdad crees eso?" Naruto se burló. "Yo también solía creerlo, cuando era un demonio débil y tonto. Pero tú eres mitad ángel, mitad demonio y mitad humano. Tus padres sellaron tus poderes, pero sigues siendo increíblemente poderoso. Imagina lo poderoso que sería un niño nacido de un demonio y un híbrido como tú. Es una amenaza para nuestro mundo."
"Mi hijo...", Sasuke jadeó, su voz débil. "No es un monstruo. Tú sí lo eres."
Naruto presionó la daga más profundamente en el pecho de Sasuke.
"No te preocupes, mi amor. Encontraré a nuestro hijo pronto, y volverán a estar juntos."
Naruto se inclinó y besó a Sasuke, sus labios fríos e insensibles. Era muy diferente de los tiernos besos que habían compartido en el pasado. Sasuke miró a los ojos inyectados en sangre de Naruto y supo que el hombre que amaba había desaparecido por completo.
Con un último aliento, Sasuke cerró los ojos. Al menos su hijo estaría a salvo.(...)
Días después, en la tranquila Konoha, la aldea se iluminaba bajo el resplandor de un festival de la Luna Roja. Era una tradición de años en aquella aldea, y entre murmullos, risas y gritos de alegría, los aldeanos disfrutaban de la noche. Pero, mientras la celebración envolvía la villa en una atmósfera mágica, una figura oscura saltaba de techo en techo, cuidando de no perder el pequeño bulto que cargaba en brazos.
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Eclipse •MitsuBoru• Sasunaru
RandomEl poder puede corromper hasta el alma más pura y bondadosa