You can? Mr. Holmes... [Sherliam]

[𝐄𝐢𝐠𝐡𝐭𝐡 𝐜𝐚𝐬𝐞]

Jack el Destripador, actualmente conocido en varios lugares por una película, serie, o cualquier medio de entretenimiento presente en la actualidad moderna, pero la realidad es que si existió un Jack el Destripador... Ese icónico personaje del terror fué nada más ni nada menos que el jack que se conoció.

En tiempos de guerra donde lo fundamental era personal infiltrado, Jack solía realizar ese trabajo siendo una persona impresionante en misiones de sigilo. Algo que se destacaba de este jack, era que nunca estuvo del lado de los ricos corruptos ya que sólo trabajaba a favor de su país y no para barrer basura o problemas que tengan ellos, tampoco silenciada gente por descubrir o saber mucho.

- ¿Que es esta noticia? - Albert estaba viendo en si laptop una nota en la que "Jack el Destripador" había matado a un doctor bastante respetado -

- Hace años no escuchaba ese nombre Joven - Dijo Jack algo confuso - Puede revisar mis armas, no están usadas -

- Confío en ti Jack, solo me preocupa que manchen la imagen que hay de ti... Muchas personas te conocen y te respetan -

- Deberíamos hablarlo con el joven William, podría saber que hacer -

- Mmm, buena idea... Aunque está tardando y eso es muy extraño de él -

William estaba siendo arrastrado hasta un lugar más privado donde nadie sea capaz de oír lo que vaya a suceder allí, aunque Milverton... Puso llave en esa puerta.

- Que yo sepa, nunca terminamos - Habló primero acercándose al Rubio -

- Si lo hicimos, yo te lo dije y lo dejé en claro - Está vez, William no retrocedió -

- Me reemplazaste por un detective de segunda - Fruncio el ceño quedando cerca del rubio -

- No metas a Sherlock en esto Milverton, que no superes la desagradable relación que hubo entre nosotros no significa que metas a alguien que apenas si te conoce -

Aquellas palabras no le cayeron para nada bien al de cabellos albinos, elevó su mano amenazando con golpear lo cual si hizo, solo que nunca pudo tocar al rubio ya que había sido capaz de esquivarlo.

- Conoce tu lugar, ya no soy ese chico de poca habilidad física al que golpeabas por que te decía que no - Se alejó acomodando su traje -

- Bien, redoblemos la apuesta William... Oh cierto, debería decirte "Amo del crimen" ¿verdad? -

- ¿A que viene tal acusación? - Miró de forma neutral al contrario -

- Tengo pruebas, pero no es suficiente aún para inculparte cariño... Deberías elegir si ser perseguido por todo el país o estar aquí conmigo y que nadie sepa quién eres en realidad -

- Me dan igual tus pruebas... Elijo estar al lado de Sherlock - Sonrió un poco irritando del todo a Charles -

- ¡Te va a matar cuando sepa la escoria que eres! - Amenazó inútilmente, intimidarlo ya no le servía - Voy a matar a tu noviecito entonces -

- Inténtalo... Si puedes claro - La sonrisa que le dedicó fué más desafiante, aunque luego se retiró de la Sala dejándolo solo -

William trató de calmar un poco su enojo mientras caminaba por los pasillo de la Universidad para poder retirarse, ya se había tardado más de lo que se permitía aunque... Realmente quería creer que era enojo lo que tenía en él, pues admitir que tenía miedo no era lo que buscaba... Todo ese rato su mente le recordaba lo que tuvo que pasar por sólo haber gustado de él ya que en un principio lo admiraba y ambos habían Estado en la misma Universidad pero de diferentes carreras...

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Era principio de año, la Universidad estaba dando orientación a los nuevos ingresantes de ese ciclo lectivo mientras que otros estudiantes hacían sus vidas normalmente, William estaba entre los ingresantes aunque en el momento donde les mostraron la Biblioteca, unos ojos se posaron en él rápidamente apreciando lo bonito que era y esta persona, era Milverton.
Al día siguiente cuando lo cruzó de nuevo, se acercó a hablarle y le había sorprendido que si le responda ya que William intimidaba un poco desde lejos. Así fueron casi todos los días hasta pasado de mitad de año, se hicieron amigos baste cercanos compartiendo diferentes recuerdos, aunque Milverton solía ser muy de confianza con sus manos, pues a veces dejaba su mano en hombros, espalda, cintura y hasta pierna de William.