Las entrevistas

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Días después, mi caso se volvió famoso. Reporteros llegaban constantemente a visitarme, y el titular que más me impactó fue: "De trabajador del gobierno a monstruo despiadado". Esa frase me hizo reflexionar sobre mi legado. ¿Cómo me recordarán? ¿Como el psicólogo respetado que dedicó su vida al servicio público, o como el monstruo que torturó a alguien?La tristeza me invadía al pensar en los noticieros que cubrían mi historia. Aquellos que inventan narrativas tan absurdas que, al analizarlas un solo minuto, se desmoronan. Ya podía imaginarme otros titulares: "El famoso psicólogo John Canter secuestró y torturó a una persona cuya identidad aún no se revela. Nadie entiende por qué actuó así". Solo buscan que mi historia sea otra noticia más, ignorando el trasfondo que la rodea.Si supieran la verdad... pero esta celda me lo impide. Tal vez me haya convertido en un monstruo, pero ellos también lo son. Y es probable que, cuando esta historia pase de moda, solo busquen matarme.¿Qué puedo hacer? Mi libertad, mi reputación, mi vida... ellos me lo han quitado todo. Si tan solo tuviera una oportunidad, no sería para recuperar lo que perdí, sino para vengarme.Con la voz a punto de quebrarse, murmuré:—Dios, sé que no creo realmente en ti, pero eres lo único que me queda. Por favor... dame una oportunidad. Sé que lo que hice estuvo mal y va en contra de tus reglas. Pero escúchame: no me arrepiento. Lo haría de nuevo si tuviera la oportunidad.Mi corazón latía con fuerza mientras continuaba:—Tal vez sea un monstruo ante tus ojos y ante la sociedad, pero considera esto: ¿qué tiene de malo buscar la cura para el veneno que nos consume? Tú lo sabes, porque tú nos creaste. Esa violencia que habita en nuestros corazones. Si lograra curarla, tal vez dejaríamos de ser libres, pero viviríamos en una utopía.Las lágrimas comenzaron a asomarse en mis ojos.—No permitas que ellos tengan esa cura; solo tú sabes lo que harían con ella. Te lo ruego, no les des esa posibilidad. Ya no importa que tal vez sea un monstruo... te lo pido, por favor.

El limite de la pazWhere stories live. Discover now