Capitulo 5.

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El día de la carrera por fin había llegado, Sergio quería que el fin de semana acabara lo más pronto posible así que hacia de todo para mantenerse ocupado.
Cuando por fin llegaron al circuito los 4 amigos iban caminando hacia su respectivo garaje.
— Se los juro amigos, Lando me esta volviendo loco, cada vez que lo veo solo descubro una razón más para querer quedarme solo toda la vi.... —Iba comentando el español antes de chocar con por lo que su ropa les decía, uno de los pilotos de Ferrari.
— Perdoname, por querer ir rápido no me fije ¿Estas bien? — Pregunto el piloto.
Por su lado, Carlos se había quedado perdido, como hipnotizado por aquel chico.
— ¿Ehhh, todo bien con él? —Pregunto nuevamente el piloto.
— Hey. —Le dijo Lewis a su amigo. — Te están hablando.
— Si... Yo...., Ehhhh, Mil disculpas ehhh....
— Charles Leclerc. —Respondió el monegasco. — Yo también lo lamento ¿señor? ¿Joven?.....
— Carlos Sainz, solo Carlos. —Dijo el español.
— Perdóname Calos, un gusto conocerte.
— Si ehh, lo mismo digo...
El piloto continuo su camino hasta que Carlos lo volvió a llamar.
— Charles. — Grito el madrileño. — Se que suena demasiado loco y no quiero asustarte pero, ¿me darías tu número de teléfono?
Charles solo sonrió y volteo hacia él español.
— Los espero a ti a tus amigos en el restaurante del paddock después de la carrera, ahí podremos conversar mejor.
— Hecho. —Soltó Sainz con una sonrisa.

Los amigos del español quien habían estado viendo toda la escena muy de cerca a solo pudieron contener sus risas hasta que Sainz volteo a verlos.
— Así que ¿Solo toda la vida eh? — Le dijo Checo con una sonrisa en el rostro.
— Eso mi amigo, es algo que jamás hubiera esperado. — Soltó el Canadiense.
— Definitivamente eres todo un romántico. — Se burlo Lewis.
— Cállense los 3. —Dijo Sainz con el rostro tan rojo como el uniforme del Monegasco.

La carrera estuvo llena de emociones, por un lado aunque Sergio odiara admitirlo, no era tan aburrida como lo pensaba y por el otro, tantos rebases y estrategias lo hicieron interesarse más en el deporte.

Al final del día, después de tantas vueltas el podio de ganadores quedó conformado por Max en la cima, Charles de segundo lugar y Fernando Alonso en el tercer escalón del podio.

— Fernando Alonso es como los vinos, entre más viejo se pone más bueno. —Soltó Stroll al ver al nano bañado en Champagne al final de la celebración.
— Tal vez tu papá te lo podría comprar. —Bufó Sainz.
— Aunque noto tu sarcasmo, no es mala idea, tal vez con un poco de persuasión podría hacer que entre a Red bull el siguiente año. — Dijo Lance en un tono que sus amigos notaron al instante que su mente comenzaba a procesar la idea.
— ¿Y correrías a Verstappen o Daniel? —Preguntó Lewis.
— A Daniel por favor. — Soltó Checo, que al segundo se dio cuenta que había pensado en voz alta.
— ¿Qué te hizo el pobre hombre para que quieras correrlo? — Pregunto Sainz.
— Uy ya viste la hora, Charles debe estar por llegar al restaurante, deberíamos irnos para allá. — Dijo Checo tratando de desviar el tema.
— Mierda si, ¿Ven a Lando por ahí? Saldré corriendo antes de que me encuentre.
Los demás solo pudieron reír antes de seguirle el paso a su amigo hacia el restaurante.

—¿Tienen una reservación?  —Pregunto la señorita de la entrada.
— Supongo que nos deben estar esperando, el señor Charles Leclerc.
— Por supuesto. — Respondió la encargada. — Mesa de la ventana, 6 lugares reservados, adelante.

— ¿Acaso ella dijo 6? —Pregunto Lew
— Sip, ahí están. —Señaló Lance que no podía ocultar si emoción al estar a punto de comer con dos pilotos de la parrilla actual.
Sergio por su lado ya no tenía idea de donde esconderse, al menos eso fue hasta que cruzo miradas con Verstappen.
— A la mierda. —Se dijo internamente.
Y comenzó a caminar hacia la mesa para sentarse enfrente del Neerlandes.
Ese hombre parecía tener algo que lo atraía igual que un imán.
Sus amigos solo siguieron sus pasos hasta llegar a la mesa.
— Hola Calos. —Saludo Charles. —Me alegra que pudieras venir.
— No me lo perdería por nada. —Dijo el español dedicándole al monegasco una sonrisa que en todos los años que llevaban de amistad sus amigos nunca le habían visto.
— También me alegro de que estén aquí, siéntense por favor. —Les dijo Charles a los demás.
— Y yo que estaba apunto de sugerir dejarlos solos. —Susurro Lance a Ham.
— No se si ya lo conoce pero él es Max, es mi mejor amigo. —Dijo mientras dirigía su mirada a Carlos. — Aveces es un poco gruñón pero es buena persona.
— Gracias por la presentación. —Dijo Max con cierta molestia en su voz.
— ¿Ven lo que les digo? —Dijo Charles.

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