Capítulo 2

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-¿Yo, hipster?

La 13:00. Mientras el ruidoso timbre del
instituto suena, Ally recoge sus cosas a toda prisa y sale corriendo de clase. Tropieza con un par de compañeros, a los cuales simplemente les saluda con la mano.

Sale del edificio principal y se dirige al sitio donde la recoge su madre siempre en coche. Ya la avisó de que ese día
saldrían antes de clase (puesto que el
profesor faltaría a la última hora, como ha sucedido).

Su madre siempre la lleva en coche a
casa, ya que le pilla de paso. La madre de
Ally, Laia, es médica y siempre va al
hospital en el que trabaja en coche. Y en la trayectoria le da tiempo a recoger a su hija y llevarla a casa. Plan perfecto.

-Hola, mamá -Ally saluda a su madre con
un beso en la mejilla, mientras entra al
coche. Se sienta en el asiento del copiloto.

-Hola, cariño. ¿Qué tal todo?

-Muy bien. El profesor de ciencias ha
faltado, como te dije ayer.

-Sí, y yo hoy llegaré una hora antes al
trabajo...-La mujer resopla y arranca el
coche.

-Vamos, si te encanta trabajar...

Su madre se pasa horas y horas encerrada en el hospital, pero no es la típica persona que se agobia con el trabajo. A Ally le da la impresión de que disfruta con ello.

-Lo que tú digas..

Continúan el viaje hablando de esto
y lo otro: los próximos exámenes, la
importancia de la Selectividad, que han
dado buen tiempo para el fin de semana...Tras una animada trayectoria, llegan al edificio donde viven y la joven se despide de su madre con otro beso en la mejilla y una sonrisa.

La chica saca las llaves y entra en el portal. Coge el ascensor que le lleva hasta la quinta planta. Una vez allí, abre la puerta y entra al silencioso piso.

En casa no hay nadie, como siempre. Su padre también es médico y se pasa horas fuera de casa. En cuanto a su hermano
mayor... Está en la universidad y sus
horarios no coinciden casi nunca.

Ally entra a su habitación, y deja encima de la cama su mochila, arrojándola sin ningún tipo de cuidado, como quien se libera de un gran peso literalmente. Coge el móvil, se hace un bocadillo en un momento, dinero, las llaves y su preciado portátil. A pesar de estar en verano hace un poco de frío, asi que encima de su camiseta blanca se pone su sudadera negra preferida: una que tiene dibujado un creeper verde en el centro y
en la cual pone "Do It like the zombies do".Se mira en el espejo por última vez, sonríe y sale de casa.

Y os preguntaréis adónde va. Fácil
respuesta. No le gusta nada comer en su casa sola, siente que la soledad y el embargante silencio de casa le sobrepasa. Así que todos los mediodías
va a un Starbucks, una cafetería algo más
"exclusiva" que las corrientes, que está
al lado de su casa para comer. Le encanta el ambiente que hay en los Starbucks.

Llega al establecimiento mencionado y se sienta en una mesa al fondo, al lado de un gran ventanal desde el que se aprecia la calle. Abre su portátil y, mientras se inicia sesión en Windows, va a la barra a pedir alguna bebida.

-¿Lo de siempre?-le pregunta Gonzalo
cuando es el turno de la joven. Gonzalo
es el dependiente que siempre está a esa
hora.

-Lo de siempre -responde ella con una
sonrisa. Le gusta estar familiarizada con el establecimiento y con los que trabajan allí.

La joven recoge su frappuchino pocos
minutos más tarde y vuelve a su mesa. Su portátil ya se ha encendido y, tras dejar su bebida a un lado y pegarle un mordisco a su bocadillo, entra en Twitter. Otra de las ventajas del Starbucks es que hay Wi-Fi gratis. Una gran ventaja.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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La chica del StarbucksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora