Quiebre

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Dekisugi cerró la puerta de su habitación suavemente, como si temiera romper el delicado equilibrio del silencio que llenaba la casa. Se dejó caer sobre su cama, con la mirada perdida en el techo, mientras sentía el peso de una batalla interna que lo consumía. Afuera, el día comenzaba a desvanecerse, y la luz del atardecer se colaba por la ventana, tiñendo las paredes de tonos cálidos, aunque en su interior solo percibía una frialdad creciente. Todo lo que había evitado sentir durante tanto tiempo comenzaba a derramarse dentro de él, como una ola de tristeza y culpa que no podía contener.

Se pasó las manos por el rostro, queriendo arrancarse de algún modo la maraña de pensamientos que le atormentaba. Las palabras de su madre resonaban en su mente: “Dekisugi, tú eres el orgullo de esta familia. Te espera un gran futuro. Tienes un linaje que mantener, hijos que tener, un legado que continuar…” A cada palabra, sentía cómo el peso sobre sus hombros se hacía más denso, aplastándolo. ¿Qué pensaría su padre si supiera la verdad? La presión de decepcionar a quienes más lo querían, de traicionar las expectativas de su familia, lo asfixiaba.

“¿Por qué no puedo ser como todos esperan? ¿Por qué no puedo simplemente sentir lo que debería sentir?” murmuró en voz baja, apenas audible, como si temiera que el eco de sus palabras confirmara sus peores temores. Las bromas de sus amigos, tan inocentes y superficiales, parecían ahora crueles recordatorios de una vida que no era la suya. “Dekisugi, con tu inteligencia, podrías tener a cualquier chica que quisieras. ¿Quién no querría estar contigo?” Sus amigos reían, ajenos a la carga de esas palabras, pero para él eran como piedras que se acumulaban en su interior, creando una barrera que lo aislaba más y más.

Dekisugi cerró los ojos y dejó que las imágenes de su vida perfecta, la vida que todos imaginaban para él, desfilaran frente a él como una condena. Lo veía, en un futuro, de la mano de una chica perfecta, con la sonrisa falsa y la mirada vacía. Lo veía convertido en un hombre exitoso, admirado y respetado, pero roto por dentro, incapaz de amar de verdad, de ser él mismo. ¿Es eso lo que quería? ¿Una vida de apariencias, de silencios que nunca serían llenados? No sabía qué temía más, si la reacción de los demás o el vacío que sentía al imaginar esa vida sin Nobita.

Se levantó de la cama con un suspiro profundo, incapaz de soportar un minuto más entre esas cuatro paredes. Necesitaba aire, necesitaba escapar de sí mismo, aunque solo fuera por un momento. Caminó hasta la sala, donde su madre lo miró con una mezcla de preocupación y cariño. “Saldré un rato,” dijo sin mirarla a los ojos, intentando ocultar el dolor que cargaba en el rostro. Sabía que su madre lo percibía, que sentía la distancia que se había levantado entre ellos, pero también sabía que nunca entendería completamente lo que le estaba pasando.

El aire fresco del atardecer lo envolvió al salir, y aunque solía encontrar consuelo en los colores cálidos del cielo, hoy le parecían solo una burla cruel. Caminaba sin rumbo, dejándose llevar por el ritmo de sus pensamientos, como un náufrago a merced de las olas. A su alrededor, las personas continuaban con sus vidas, ajenas a su tormento, y por un momento, se preguntó si alguien alguna vez entendería el dolor de sentirse atrapado entre lo que uno es y lo que los demás esperan.

Llegó a un parque cercano y se sentó en un banco, sumido en sus pensamientos. Recordó una vez más las palabras de su madre, de sus amigos, de sus profesores. “Tú, Dekisugi, tienes un don, una mente brillante. Serás un gran hombre, llegarás lejos.” ¿Qué sucedería si decidiera ignorar ese camino predestinado? ¿Sería juzgado, criticado, despreciado? ¿Valía la pena ser uno mismo cuando eso implicaba renunciar a todo lo que le habían enseñado a valorar?

“¿Tengo derecho a ser feliz?” se preguntó en un susurro, mientras observaba las sombras alargarse en el césped. La pregunta quedó suspendida en el aire, sin respuesta, como una herida abierta que nunca sanaría...

Latidos Cruzados: El SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora