tiago siempre se caracterizó por ser un chabón arrogante que le gustaba estar con muchas mujeres al mismo tiempo; saliendo a fiestas cada fin de semana con sus amigos y burlándose de la mayoría en la escuela, olvidándose rotundamente de cómo inició él.
como se mencionó anteriormente, el morocho tenía un grupo de numerosos chicos los cuales se hacían llamar sus amigos, los mismos con los que iba a todos lados tratando de conseguir atención femenina y con los que se la pasaba criticando.
pero lo que no se sabía, era que tiago era amigo a escondidas de mauro
¿por qué a escondidas?
porque mauro era un polo totalmente opuesto a él: muy callado y tímido, además de no tener levante.
no podían verlo al más popular hablándose con el raro antisocial, peor aún sabiendo que este es gay y gusta de él, ese era su pensar
como era de costumbre, tiago había salido al boliche con sus amigos, ya llevaban un buen tiempo allí, así que se podía decir que en sus cinco sentidos no estaban.
el mismo se encontraba bebiendo mirando la pista desde una banca, hasta que divisó a lo lejos a una hermosa mujer que bailaba sola, cautivandolo con sus movimientos y con ese vestido al cuerpo escotado color bordo
estaba decidido a intentarlo
así que sin más, se puso de pie, acercándose lentamente con una sonrisa coqueta, siendo muy notables sus intenciones.
pero todo tipo de pensamiento se vió interrumpido por la vibración del celular del morocho en su bolsillo, haciéndolo bufar de fastidio
sacó de mala gana este, viendo que tenía una llamada entrante de mauro, provocando otro suspiro aún más pesado.
y alejándose un poco del bullicio, atendió
-¿qué querés?- preguntó irritado, frunciendo el ceño al distinguir unos sollozos distorsionados del otro lado.
-hola tiago, p-perdon por molestarte, pero y-yo...- estaba atravesando una especie de ataque de pánico, le costaba modular palabras con claridad
-mauro, dejate de joder, ¿querés? estoy ocupado, dejame de llamar- le pidió, estaba cansado de escuchar sus problemas
-pero no me siento bien, a parte vos me dijiste que cuando me sienta triste hable con vos...- murmuró, oyendose
-siempre es lo mismo con vos, mauro... a parte me llamás justo cuando estoy con mis amigos, ya te dije que eso no lo hagás, ¿o vos creés que quiero que mis amigos sepan que me hablo con vos? buscate amigos y un hobby porque yo no voy a estar siempre ahí exclusivamente para tus pelotudeces- se sentía molesto, como si mauro tuviese la culpa por sentirse mal
-¿te avergüenza ser mi amigo y que te vean conmigo?-
-obviamente que si. Me tenés re podrido porque llorás como un nene chiquito y pretendés que te consuele siempre. no me hablés mauro, quiero pasarla bien. ¡yo si tengo vida social-
-si, tenés razón. perdón, pasala bien- le deseó, sintiendo que colgaban sin siquiera corresponder al saludo, dejándolo con el corazón oprimido y más destrozado de lo que ya estaba
no tuvo más remedio que apagar su celular. abrazó con fuerza la almohada que estaba mojada en lágrimas, escondiendo su cara en ese lugarcito para amortiguar su llanto desgarrador y cualquier otro sonido que pongan en alerta a sus padres.
sentía todo tan abrumador, se sentía un tonto al creer que su amigo iba a darle un segundo
pero no, lo dejó solo, totalmente solo e incomprendido
no pedía mucho, solamente quería sentirse escuchado y querido, ¿era mucho pedir?, ¿de verdad era tan molesto como le decían ser siempre?
sabía que esa noche lo último que iba a hacer era dormir
600 palabras.