05-- Hyunchan-- Friends?

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Era tarde en la noche y el estudio seguía iluminado por las luces suaves de las mesas de trabajo, donde los chicos de Stray Kids seguían creando música. El aire estaba lleno del sonido de teclados y guitarras, mientras la mayoría de los miembros se concentraban en los ensayos. Sin embargo, entre las paredes del estudio, había dos personas que no parecían estar tan concentradas en lo que ocurría alrededor.

Chan y Hyunjin se encontraban sentados en un rincón, cerca de una mesa llena de partituras y auriculares. Habían estado trabajando juntos durante horas, ajustando la última mezcla de una canción que estaban creando. Entre bromas y risas, había una comodidad palpable entre ellos, algo que siempre había estado ahí, pero que, en los últimos meses, se había vuelto más... ¿difuso?

"Este acorde no suena bien," dijo Chan, frunciendo el ceño mientras tocaba las teclas del piano. "Tal vez deberíamos cambiarlo."

Hyunjin, que había estado recostado contra la pared mirando su teléfono, se giró hacia él, sonriendo de manera traviesa. "¿Siempre tan perfeccionista?" bromeó, levantándose de su lugar y caminando hacia él, como si nada hubiera cambiado entre ellos.

"¿Y tú siempre tan relajado?" Chan le lanzó una mirada divertida, sin poder evitar reírse de la actitud despreocupada de su amigo.

El ambiente entre ellos siempre había sido de confianza, una amistad profunda que ambos apreciaban, pero había algo en sus interacciones últimamente que se sentía diferente. Era como si, sin quererlo, cada vez que se miraban, hubiera un pequeño destello en sus ojos que no sabían cómo manejar.

"Vamos, probemos este cambio," dijo Hyunjin, acercándose a Chan con una sonrisa. En un impulso, puso su mano en el hombro de Chan, inclinándose un poco hacia él.

Chan se tensó un poco ante el contacto, pero no se apartó. Había algo en la manera en que Hyunjin lo miraba que lo hacía sentir una mezcla de calidez y nerviosismo. Pero, como siempre, intentó ignorarlo.

"¿Te refieres a esto?" Hyunjin continuó acercándose, y, sin pensarlo demasiado, lo besó en la mejilla, un gesto juguetón, casi como una costumbre.

Chan no reaccionó de inmediato. En lugar de sentirse incómodo, se quedó un momento con los ojos cerrados, como si esa pequeña muestra de afecto fuera algo completamente normal. "¿Por qué haces eso siempre?" murmuró con una sonrisa ligera, como si no fuera nada, pero con el corazón latiendo un poco más rápido de lo habitual.

"Porque sé que te gusta," respondió Hyunjin, sin titubear, mientras se apartaba, sin dejar de sonreír.

Y, por alguna razón, en ese momento, Chan no se sintió tan seguro de que lo dijera solo por hacer una broma. Algo en su mirada, algo en la suavidad con la que lo había besado, hizo que Chan se sintiera extraño. Pero no dijo nada. Solo rió y continuó con la canción.

A lo largo de los siguientes días, los pequeños gestos continuaron. A veces, mientras trabajaban, Hyunjin lo abrazaba por la espalda, o le daba un rápido beso en la mejilla, como si fuera un saludo habitual. A veces, durante las pausas, se quedaban en silencio, compartiendo una mirada que parecía decir más que mil palabras, pero siempre se apartaban antes de que pudieran procesarlo por completo.

Nadie más en el grupo parecía notar nada extraño, y quizás ese era el truco: todos pensaban que solo eran dos amigos cercanos. De hecho, ni Chan ni Hyunjin estaban seguros de lo que estaba pasando entre ellos. Era tan fácil, tan natural, que no se atrevieron a hablar de ello. Los besos, los toques, las caricias rápidas... todo parecía simplemente parte de su amistad, pero había algo más, algo que ninguno de los dos quería admitir.

Una tarde, mientras estaban en el coche regresando de un evento, Hyunjin se sentó demasiado cerca de Chan, como si no hubiera espacio suficiente en el asiento. Había estado jugando con su teléfono, pero de repente, se quedó en silencio.

"¿Por qué no hablas nunca de esto?" preguntó Hyunjin, mirando al frente, sin girar la cabeza hacia Chan.

Chan lo miró rápidamente, confuso. "¿De qué hablas?"

"De nosotros. De todo esto," respondió Hyunjin, gesticulando hacia el espacio entre ellos, como si ese simple gesto pudiera explicar todo. "¿Por qué siempre dejamos que todo se quede sin hablar?"

Chan, que había estado evitando pensar demasiado en su relación con Hyunjin, sintió un nudo en el estómago. "Porque no es nada," respondió, sus palabras saliendo con más firmeza de lo que sentía. "Somos amigos. Solo amigos. ¿Por qué complicarlo?"

Hyunjin lo miró de reojo, sin sonreír. "¿Solo amigos? ¿En serio?"

El silencio se hizo denso, y Chan sintió cómo el peso de sus palabras se cernía sobre él. Sabía lo que Hyunjin quería decir. Sabía que ambos sentían algo más, algo más grande que la amistad, pero ninguno de los dos quería decirlo.

"Eso es lo que somos," respondió Chan, esta vez en un tono más suave. "¿No es suficiente para ti?"

Hyunjin no respondió de inmediato. Durante unos segundos, parecía que todo a su alrededor se detenía. Luego, sin decir palabra, Hyunjin se inclinó y besó a Chan en los labios, un beso fugaz, pero lleno de algo que ninguno de los dos pudo identificar.

"No es suficiente para mí," susurró Hyunjin, apartándose de él, pero con una ligera sonrisa. "Y lo sabes, ¿verdad?"

Chan miró a Hyunjin, su rostro iluminado por la luz tenue del coche. No sabía qué pensar. De alguna manera, ese beso le había hecho sentirse más confundido que nunca. Sin embargo, no se atrevió a decir nada. En lugar de eso, se recostó contra el asiento, respirando profundamente, tratando de calmarse.

"Está bien, Hyunjin," dijo al final, con una sonrisa forzada. "Pero no importa cuántos besos nos demos, seguimos siendo solo amigos."

Y aunque ambos sabían que había algo más, decidieron dejarlo ir por esa noche, como siempre lo hacían. Después de todo, el concepto de "solo amigos" era todo lo que podían manejar en ese momento.

Con el tiempo, los besos entre Chan y Hyunjin se convirtieron en una parte habitual de su amistad, tan naturales como sus bromas o sus risas compartidas. Se besaban en la mejilla, en la frente, incluso a veces en los labios, pero siempre se mantenían firmes en su decisión de ser solo amigos.

Quizás era una forma de aferrarse a lo que tenían, sin atreverse a dar el siguiente paso. O tal vez, era solo una forma de explorar lo que sentían sin querer cambiar nada.

Pero, aunque ninguno de los dos lo dijera en voz alta, sabían que sus corazones ya no seguían las reglas que ellos mismos se habían impuesto.

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