Alec Volturi, miembro del poderoso clan de vampiros, siempre ha seguido las reglas, pero cuando conoce a Emilie Cullen, su mundo se desmorona. La atracción es instantánea, había encontrado por quien esperó siglos.
Desde el primer momento supo que er...
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(Volterra, Italia.)
La mente de Alec divagaba en el encuentro con los Cullen, aunque había sido breve, había dejado una inquietud en él, una sensación que ni siquiera él mismo entendía por completo. No se trataba de la disputa que había tenido con su hermana por lo que pasaría con la neófita, ni del análisis lógico sobre la misión que les habían encomendado. No. Su mente volvía una y otra vez a esa chica que se encontraba con ese clan.
La primera vez que sus ojos se encontraron, algo dentro de él se estremeció. Fue tan fugaz y tan sutil. Su mundo había dejado de moverse por un segundo, como si el tiempo mismo se hubiera detenido, solo para concentrarse en el roce fugaz de sus miradas. Los grandes ojos dorados de la Cullen habían brillado con curiosidad e interés sin disimulo que él notó de inmediato, y algo en su expresión le había confirmado que sintió la misma extrañez que él.
Era extraño, y nuevo. Alec era alguien que controlaba perfectamente sus emociones, que había aprendido a dominar cualquier impulso que pudiera nublar su juicio. Sin embargo, cuando la miró, algo diferente había sucedido. Algo que ni siquiera él sabía cómo explicar. Esa sensación le resultaba ajena, pero al mismo tiempo innegable. Era la primera vez que experimentaba algo como tal.
Ella era la persona por la que esperó siglos. No esperaba que alguien se lo confirmara, él ya lo sabía.
Quizás la idea era irracional y no había pruebas que respaldaran su suposición, pero algo en su interior le hacía sentirse tan seguro de ello, no se sintió de esa forma por mera casualidad. Deseaba y esperaba con ansias un futuro encuentro con la chica, en caso de que no sucediera pronto, él se encargaría de que se volvieran a encontrar. Si el destino había hecho que sus caminos se cruzaran, él no dejaría que esa oportunidad se desvaneciera como si nada, menos si existía la posibilidad de que ella era su compañera destinada.
Durante el camino de regreso a Volterra, se limitó a mantenerse en silencio y actuar con normalidad aunque su mente no lo estuviera. No mencionó algo de lo sucedido, esperaba llegar al castillo para platicar con Demetri y Félix y ellos le aconsejaran que hacer, a pesar de saber que no seguiría ninguno de sus consejos y actuaría como él quisiera.
—¿Tú qué opinas, Alec?
Se giró hacia el rastreador, saliendo de sus pensamientos para enfocarse en la realidad. Los ojos de sus tres compañeros estaban sobre él, esperando una respuesta, la mirada de su hermana se intensificó al notar que algo andaba mal.
—¿De qué? —respondió, intentando sonar lo más casual posible, como si nada estuviera ocurriendo en su mente.
— Los Cullen —Demetri habló de manera obvia, se dió cuenta que Alec no había puesto atención a lo que hablaban anteriormente, rodó los ojos y suspiró— ablábamos sobre lo extraño que fue que salieran intactos del ataque y el ligero olor a licántropos que había en el territorio, Jane asegura que—fue interrumpido por Félix.