♡ 𝑪𝒂𝒏𝒅𝒚 ♡ / Aᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏɴ "𝑀𝑜𝑐ℎ𝑖𝑧" TʀɪᴘʟᴇS

♡ 𝟖⇾ 𝐓𝐞 𝐨𝐝𝐢𝐨 ♡

"Quiero que te vayas de aquí y que nunca más le hables a mi hermana." Esas fueron las palabras que salieron del joven antes de que Hayeon partiera de la casa.

— ¡¿Que hiciste?! — Le gritó furiosa a su hijo mayor. — ¡¿Que acabas de hacer?!

— Jeong es la ex-novia de mi mejor amig-

— ¡¿Y a mi que me interesa?! — Interrumpió.

— Mamá, ella le quebró el corazón a Jin y es una perra. No quiero que ChaeChae se junte con gente a-

— ¿No te das cuenta que era la única amiga de tu hermana? — Volvió a interrumpir. — Una vez que ella pudo socializar con alguien, ¿Tú te interpones en su amistad por una estupidez más grande que una casa?, ¡Me importa un comino si le rompió el corazón a tu mejor amigo! — Termino de decir devastada.

— Chaewon lo entenderá... — Dirigió su mirada a su hermana menor y suspiró. — ¿Cierto, ChaeChae?

Chaewonie estaba callada con sus ojos cristalizados, puños cerrados y cabeza gacha. Tenía mucha ira por expulsar, pero trataba de mantenerse calmada recordando las palabras de su psicólogo en casos de frustración.

— T-te...te odio. — Dijo entre dientes.

— ¿Como?— Preguntó el joven al no escucharla con claridad.

— Te odio.

Los dos mayores quedaron perplejos al escuchar semejante frase salir de su boca.

"Te amo" y "te odio" eran las únicas palabras que la joven nunca había pronunciado en su vida.

— ¡ChaeChae... N-no me digas eso! — Gritó con la voz quebrada.

— ¡Te odio, te odio, te odio, te odio, te odio!

Chaewon no lo aguantaba más, tenía que descargarse de algún modo. Agarro los cubiertos que estaban arriba de la mesa y empezó a tirarlos contra la pared, también la tostadora fue revoleada, y ni hablar del pastel que tanto le costo decorar a su madre... Ya estaba desparramado por todo el suelo.

Una vez que termino de arrojar las cosas, su madre trató de calmarla.

— Para Chaewon, Para ... — Le decía mientras se iba acercando. — Todo pasará...

La muchacha a los minutos se calmó con las palabras "mágicas" que dijo su madre, pero esto no significaba que ya no este enojada.

Ni bien se calmo, limpió sus lágrimas y se dirigió para su cuarto.

— ¡ChaeChae! — Trató de llamarla, pero esta siguió con su camino.

Cerró la puerta con llave y se sentó en su cama, visualizando a su peluche favorito.

— Pinky pinky... — Lo agarró y las lagrimas nuevamente empezaron a caer de sus ojos. — Uni-único recuer-recuerdo... — Se recostó sobre sus cobijas y empezó a tararear una canción hasta quedarse completamente dormida, abrazada al pony rosado de felpa.