Era una tarde tranquila en Konoha, la brisa suave acariciaba las hojas de los árboles, y el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. Sasuke caminaba por las calles del pueblo, en un raro momento de paz. Después de todo lo que había pasado, de las batallas y el caos, esos pequeños momentos de calma siempre lo sorprendían.
Al pasar por un campo cercano, Sasuke vio una figura familiar, su cabello rubio brillando bajo el sol: Naruto. Estaba sentado en la hierba, mirando al cielo con una sonrisa relajada, como si estuviera disfrutando de la quietud del momento.
Sasuke se detuvo, observando en silencio por un rato. Había algo en la forma en que Naruto siempre encontraba la paz en medio del ruido, algo que Sasuke no podía comprender completamente. Pero, sin saber por qué, se sintió atraído a acercarse.
—¿Naruto? —llamó, su voz baja pero clara.
Naruto giró su cabeza, sus ojos brillando al verlo.
—¡Sasuke! ¿Qué tal? —respondió con su característico entusiasmo. Se levantó rápidamente, su rostro iluminado por una sonrisa genuina—. ¡Qué sorpresa verte por aquí!
Sasuke, sintiendo una ligera incomodidad, no supo bien cómo responder, pero asintió.
—Estaba paseando. No sabía que estabas aquí.
Naruto se acercó un poco más, poniéndose a su lado. El viento hacía que su cabello se moviera suavemente, y por un momento, todo lo que Sasuke pudo ver fue a Naruto, con esa mirada cálida y sincera que siempre lo hacía sentir de alguna manera... diferente.
—¡Sí! Estaba pensando en algo. —Naruto hizo una pausa, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras—. Pensaba en lo lejos que hemos llegado. En cómo, antes, las cosas parecían tan complicadas, ¿sabes? Y ahora, mira cómo estamos. Juntos.
Sasuke miró a Naruto, sintiendo su corazón latir un poco más rápido. A pesar de todas las palabras duras y las batallas que habían enfrentado, en ese momento, Sasuke sintió que todo tenía sentido. Estar allí, con Naruto a su lado, en ese tranquilo campo, era lo que realmente quería.
—Sí... —respondió Sasuke, su voz más suave de lo usual—. Lo he estado pensando también.
Naruto sonrió de nuevo, acercándose más. Sasuke notó que sus ojos brillaban con una emoción que a veces le resultaba difícil leer. Era un brillo que no solo hablaba de amistad, sino de algo más profundo, algo que los dos habían estado cultivando sin darse cuenta.
—¿Sabes qué? —dijo Naruto, casi en un susurro—. Estaba pensando en cuántos momentos hermosos podríamos tener juntos, si solo lo permitimos. —Naruto bajó la mirada por un momento, como si fuera un poco tímido—. No siempre tiene que ser algo complicado, ¿verdad?
Sasuke lo miró, dándose cuenta de lo que Naruto realmente quería decir. Quería más de esos momentos simples, más de esos instantes de paz juntos, sin palabras, solo siendo. Sasuke dio un paso hacia él, sin pensarlo, y por un momento, las palabras sobraron.
Naruto, sin dudarlo, tomó la mano de Sasuke, su sonrisa se volvió más suave, más íntima. Sasuke se sorprendió, pero no apartó la mirada.
—Naruto... —susurró Sasuke, su voz casi imperceptible.
—Sasuke, solo... quédate conmigo un poco más. No te vayas tan rápido. —dijo Naruto, sin ninguna presión, solo con una sinceridad absoluta.
Sasuke cerró los ojos, tomando una respiración profunda. En ese momento, se dio cuenta de que no necesitaba decir mucho más. Estar allí, en ese tranquilo atardecer, junto a Naruto, era todo lo que realmente quería.
Y así, en un silencio cómodo y lleno de complicidad, se sentaron juntos, dejando que el sol se pusiera lentamente sobre ellos, sabiendo que, en algún rincón de sus corazones, ambos compartían un sueño: un futuro lleno de momentos tranquilos y felices, juntos.