Mirko y Babau, el secreto en la montaña

Capitulo 0: Robando el banco

En una tarde lluviosa, Babau y Mirko coincidieron en un servidor de Discord. Todo comenzó con una respuesta inesperada en un chat de memes:

Babau: "Jajaja, buena esa, Mirko. No sabía que tenías ese tipo de humor."

Mirko: "Solo para los que saben apreciar la clase 😎."

Se siguieron enviando memes, cada uno más absurdo que el anterior, y pronto empezaron a conversar en privado. Entre broma y broma, compartieron experiencias de su día a día, desde juegos hasta los problemas con sus PCs. La química entre ellos era evidente, y Babau lo notó. Sin darse cuenta, ambos comenzaron a esperar con ansias esas charlas nocturnas, donde dejaban a un lado el mundo real para perderse en su propio espacio.

Una noche, después de unas horas de jugar juntos en un servidor de Garry's Mod, Mirko envió un mensaje inesperado:

Mirko: "Babau, esto sonará raro, pero siento que en serio me importas."

Babau: "Jajaja, ¿estás siendo tierno en Discord? Pero... yo siento lo mismo."

Desde ese día, sus conversaciones tomaron un tono diferente, uno en el que las bromas y los memes seguían presentes, pero ahora también había miradas de cariño, confesiones de medianoche y promesas de verse en algún punto del mundo real.

Y así, entre teclas y píxeles, Babau y Mirko encontraron en Discord algo que no buscaban: el amor.

Cada noche en Discord, sus charlas se volvían un poco más profundas. Mirko y Babau se quedaban hasta tarde, compartiendo anécdotas de su vida, sueños y bromas privadas que solo ellos entendían. Entre risas y respuestas rápidas, compartían memes hasta que uno de ellos, ya a la madrugada, empezaba a bostezar y el otro le recordaba que al día siguiente tenían que madrugar. Pero ni el cansancio lograba convencerlos de cerrar sesión.

Una noche, mientras compartían música en un canal de voz, Babau se armó de valor.

Babau: "¿Te has dado cuenta de que llevamos semanas hablando todos los días? Y ni siquiera recuerdo cómo empezó."

Mirko: "Lo sé. Es raro, pero también... increíble. Siento que te conozco de toda la vida."

El silencio que siguió no fue incómodo, sino más bien cálido. Era el tipo de silencio que solo se da entre personas que, sin decir nada, comprenden que están en la misma sintonía. Luego de un rato, Babau rompió el silencio.

Babau: "Deberíamos vernos en persona algún día."

Mirko se quedó en silencio por un momento, sorprendiendo a Babau con una respuesta inesperada.

Mirko: "¿Sabes qué? Sí. Me encantaría."

Pasaron las siguientes semanas planeando cómo y dónde se encontrarían, aunque la distancia y el tiempo se interponían. Entre sus conversaciones, se lanzaban bromas nerviosas sobre qué pasaría si el encuentro en persona fuera incómodo o si ya no se llevaran tan bien como en Discord.

El día del encuentro finalmente llegó. Ambos estaban nerviosos, como si estuvieran a punto de unirse a una llamada por primera vez. Quedaron en verse en una cafetería a medio camino de ambos, con una señal secreta: llevarían un pin del meme favorito de los dos.

Mirko llegó primero y se sentó en una mesa cerca de la ventana, nervioso. De repente, escuchó una risa familiar y vio a Babau caminando hacia él, con el pin brillante en la chaqueta y una sonrisa que reflejaba la misma mezcla de timidez y emoción. Era como ver a un viejo amigo, pero con la adrenalina de un primer encuentro.

Babau: "Por fin. Pensé que ya no ibas a venir."

Mirko: "¿Y perderme esta oportunidad? Ni loco."

La conversación fluyó como en Discord: natural, fácil, llena de bromas y detalles compartidos. Y mientras el sol caía en la ciudad, ambos sintieron que habían encontrado a alguien especial. Cuando se despidieron, sabían que el encuentro no era el final de su historia, sino solo el comienzo.

En Discord, esa noche, el mensaje de despedida de Mirko fue breve pero claro.

Mirko: "Oye... me alegro de haberte conocido en este mundo de píxeles."

Babau: "Y yo también, Mirko. Hasta mañana."

Ambos sabían que, sin importar la distancia, siempre tendrían un lugar para encontrarse: su servidor compartido en Discord y el lazo especial que los unía.