The Night We Meet

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"La noche en la que nos conocimos"

Haikaveh

Una noche templada, ni fría ni cálida, envolvía la ciudad con un velo de penumbra que susurraba secretos en cada esquina

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Una noche templada, ni fría ni cálida, envolvía la ciudad con un velo de penumbra que susurraba secretos en cada esquina. Alhaitham, un joven periodista con más palabras acumuladas que emociones vividas, estaba inmerso en la soledad de su apartamento. Las últimas líneas de un artículo, anodinas y predecibles, desfilaban en la pantalla de su ordenador, apenas iluminando su rostro. Afuera, el reloj marcaba las ocho, pero el tiempo, en su mundo, parecía estancado.

Un suave golpe en su puerta rompió la monotonía. Se levantó con desgano, sin esperar nada fuera de lo común. Al abrir, no había nadie, solo una tarjeta deslizada por debajo del umbral. En ella, una caligrafía elegante invitaba al "Club Nocturno Aurora", un refugio de jazz situado a pocas cuadras de su hogar. Alhaitham dejó la invitación sobre la mesa, desinteresado, y volvió a su escritorio. Sin embargo, el destino decidió intervenir.

Un súbito apagón apagó la luz de su lámpara, el zumbido de su computadora y, con ello, cualquier esperanza de avanzar con su trabajo. Suspiró, dejando caer la cabeza entre las manos. Al cabo de unos minutos, con la frustración acumulada, su mirada volvió a la invitación. Tal vez, pensó, la noche podía salvarse de otra manera.

Se enfundó en una chaqueta negra y salió al encuentro de la ciudad en penumbras. Las calles, bajo la luz vacilante de los faroles, estaban tranquilas. Cada paso lo acercaba al club, cuya ubicación parecía resguardada en las sombras. Finalmente, lo encontró: un edificio discreto, pero magnético, con un letrero de neón que susurraba promesas de una noche diferente.

El interior exudaba un lujo decadente. Las luces, estratégicamente suaves, acentuaban el brillo de las copas y las miradas furtivas entre desconocidos. Un murmullo constante llenaba el aire, apenas desplazado por la música que flotaba como un perfume dulce y melancólico. Se dirigió a una mesa al fondo, la única disponible para un solitario, y pidió un café americano. Simple, como él pensaba ser.

El primer sorbo fue inesperado: cálido, envolvente, como un abrazo disfrazado de amargura. Su mirada vagó, atrapando fragmentos de conversaciones y risas, hasta que las luces de la pequeña tarima al frente cobraron vida. Fue entonces cuando lo vio.

Un hombre surgió de entre las sombras. Alto, con un cabello rubio que caía en ondas descuidadas y ojos granates que brillaban como brasas en la penumbra. Había algo en su andar, en la forma en que su presencia llenaba el espacio, que detuvo el tiempo. Kaveh, lo llamó el presentador. El nombre vibró en el aire como una nota sostenida.

El espectáculo comenzó, y las primeras notas, profundas y casi táctiles, se derramaron por la sala. El violonchelo lloró suavemente, y el piano respondió con una delicadeza que parecía frágil. Pero entonces, el saxofón cobró vida. Su sonido no era solo música; era un susurro, una promesa, un desafío. Y Kaveh, con los labios apenas rozando la boquilla del instrumento, parecía conjurar un hechizo. Cada nota que escapaba era un hilo invisible que atrapaba a Alhaitham, un desconocido entre tantos, pero súbitamente importante.

No podía apartar la vista. El hombre en la tarima era más que un músico; era un enigma hecho carne, una contradicción entre el virtuosismo y la pasión desenfrenada. La voz de Kaveh, cuando por fin emergió, era oscura y aterciopelada, impregnada de emociones tan densas como la niebla. Alhaitham sintió que el aire se volvía más pesado, que su pecho vibraba con cada palabra.

Por esa noche, su monotonía quedó olvidada. Las notas del saxofón se entrelazaron con sus pensamientos, y en el centro de todo estaba Kaveh, un misterio que pedía ser descifrado, una melodía que imploraba ser escuchada hasta el final.

 Las notas del saxofón se entrelazaron con sus pensamientos, y en el centro de todo estaba Kaveh, un misterio que pedía ser descifrado, una melodía que imploraba ser escuchada hasta el final

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El posible prólogo a un historia o un one-shot, ustedes deciden.
Esta historia a estado rodando por mi mente desde hace ya un tiempo y tenía que hacerlo.
Me encanta el jazz y es la inspiración de toda esta idea.

Espero tener ideas claras para "Melodías de Mar y Lavanda"

Gracias por leer, los espero en una proxima :)

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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