Kwon Jae-Sung, nunca se había considerado alguien celoso, su ego, era demasiado grande como para ver cómo creer que alguien más pudiera estar a su altura.
Pero por alguna razón que no quería reconocer, ver cómo aquel americano iba tras Tory. No le agradó nada.
Sus instintos decían que fuera y le dejara claro a ese americano, ciertas cosas, pero sabía que eso podría traer problemas.
La sensei Kim había sido clara, sobre buscár problemas. Claro que Kwon no le aria caso del todo. Estaba tentado el terreno, conocer al “enemigo”.
Ya que para él, ninguno de los miembros de Miyagi-do era rival para él.
Apenas llega a su habitación. La cual para fortuna suya, era individual. Uno de los privilegios que se tenía, al tener buenos patrocinadores y uno de estos era tu padre.
Deja la maleta en la cama y mira la habitación. Es bonita, amplia y con una hermosa vista, además la cama lucia muy cómoda.
La idea de compartir esa cama con cierta persona, le hace sonreír. Toma sus llaves y sale de la habitación.
En la habitación de Tory, ella sale del baño con una toalla en la mano, con la cual se seca el cabello, mientras usa una camisa negra, la cual le queda como vestido.
Después del corto encuentro que tuvo con Miyagi-do, en especial con Robby. Había traído recuerdos dolorosos.
Habían pasado seis meses, creía que todo había quedado en el pasado. Pero no, ver las miradas de decepción, traición, enojo, en sus antiguos compañeros y sensei.
Había provocado un gran enojo en su interior, pero también algo de tristeza, después de todo. Había pasado por muchas cosas, con ellos. Aún les tenía cierto aprecio, a pesar de que la habían abandonado en un momento muy difícil para ella.
Un golpe en la puerta la hace salir de sus pensamientos. Apenas abre la puerta y no puede evitar sorprenderse al verlo.
—Eres tu.
—Esperabas a alguien más?.- cuestiona con aquella seriedad y frialdad que tanto lo destacaba.
—Si bienes a buscar pelea, no estoy de ánimos, asi que puedes retirarte. - con esto se adentra a la habitación.
Entra y cierra la puerta tras él. Tory está de espaldas, cuando unas manos fuertes y algo rasposas, la toman de la cintura. El aroma a madera y tabaco la rodea.
—Lo siento. No debía hablarte así. Perdoname. - Tory da la vuelta para quedar cara a cara y pasar sus brazos alrededor de su cuello.
—Te perdono.- le sonríe y se inclina para así besarlo.
—Como extrañe tus besos. - la jala de la cintura hacia él. —Esa camisa es mía.
— Así es. Te molesta?
—No, queda muy bien en ti- se inclina y le da un corto beso. —Pero quedaría mejor en el piso de mi habitación.
—Imbecil. - le da un pequeño empujón. Pero Kwon aún la sujeta de la cintura.
—Pero amas a este imbecil.
—Hasta para eso eres afortunado - acaricia su rostro.
—Te amo, Tory.
— Yo también te amo. Kwon Jae-Sung.- le da un corto beso, para después abrazarlo, este gesto es correspondido.
Desde hace mucho que no se sentía segura en los brazos de alguien, donde podía bajar la guardia.