Stay Close

02

Enterarse de esa noticia puso su mundo de cabeza. No sabía qué hacer ni a quién recurrir. Era un chico de veintidós años, soltero, con un sueldo que parecía un mal chiste, su estabilidad económica no le iba a permitir criar un hijo, mucho menos en el lugar en el que vivía.

—Ni siquiera sé quién es el padre —parecía una broma—. ¿Cómo se los diré, Beomgyu? —Preguntó refiriéndose a sus padres—. Ellos siempre intentaron salir adelante por mi y ahora yo les pago con esto.

—Puedes no tenerlo, Lix —dijo su amigo con temor, como si creyera que se lo tomaría de mala manera.

—Es muy tarde para eso.

Si lo pensó, pero haciendo cálculos era muy probable que el procedimiento ya no pudiera ser realizado, además de sentirse culpable por siquiera pensar en algo así.

Él creció rodeado de una familia amorosa, sus padres lo criaron con cariño y comprensión, fue un niño completamente feliz gracias a ambos, pero eso no quitaba el hecho de que la vida no fue fácil para sus cuidadores.

Y en la actualidad, la realidad era aún más dura. Salir adelante era una fantasía lejana, una que estaba siendo completamente borrada de su cabeza gracias a su estupidez.

¿Cómo iba a criar a un bebé? ¿Cómo iba a arrastrar a un ser indefenso a una vida tan complicada?

"Debiste pensarlo antes de dejarte embarazar, Felix". Se regaña mentalmente.

Los días pasaron, tuvo que decirle a sus padres de su situación, ellos a pesar de la noticia se dispusieron a apoyar cualquier decisión que tomara, aunque no pudo evitar sentirse mal por haberles fallado y por la clara preocupación que les causaba la llegada de un bebé.

Después de un gran debate interno consigo mismo se decidió por ver la realidad, y su realidad no era la que esperaba para traer un hijo a su mundo.

Así que entre llantos y malos momentos consideró la adopción. No podía darle una vida digna a ese bebé y se odiaba tanto por eso, más cuando él había crecido en un hogar con mucho amor, pero también con gran escasez. Ese niño se las vería muy difícil, sobretodo con un solo padre omega, podría incluso imaginar las burlas de los demás y lo que menos querría es que aquel pequeño sufriera, independientemente de la forma en la que había sido concebido, eso pasaba a segundo plano, lo único que le dolía era no poder darle lo que merecía.

Siempre tuvo el sueño de ser padre, de formar una familia amorosa como la suya y ahora que le daban la oportunidad, la estaba tirando a la basura. Sin embargo, jamás se perdonaría si su hijo creciera con la misma escasez que él.

Su corazón se rompía con la sola idea de pensar en dar a su bebé en adopción, esto es algo que jamás le hubiera gustado pasar, pero también sentía que ese era el acto de amor más grande que podía hacer.