II

204 13 4
                                    

HOLA A TOD@S!!!

Aquí vengo a traerles un regalito, algo para nosotr@s que estamos en esta montaña rusa de emociones con esta hermosa pareja, así que espero que les guste este capítulo, y que llegue AUROCESAR ENDGAME!!

esta es la versión en español de lo anterior, y pido disculpas de antemano porque ni el portugués ni el español son mis lenguas maternas... pero aqui vamos! Gracias por la atención, los amo!❤️

¡¡GRACIAS BINA POR LA RESEÑA TE AMO MUCHO AMIGA!!💗


La luz volvió a ser más brillante, lo que hizo que Aurora levantara una mano para cubrirse los ojos antes de abrirlos. Pensó que había dejado las cortinas abiertas cuando se fue a la cama, la luz de la luna cayendo directamente sobre su almohada para despertarla, como para llamar su atención.

La vista del techo en el cuarto principal le resultaba desconocida y eso la ponía aún más nerviosa. Era su primera noche en casa de su marido después de dejar finalmente su antiguo hogar, tan lleno de reproches, exigencias y mentiras, cada una dirigida a Aurora; un ambiente que ya la había asfixiado demasiado con el tiempo. Cuando Júlio la convenció de que era hora de que se fuera, Aurora pensó que por fin tendría un poco más de paz.

Pero su llegada no había sido la que esperaba.

"Necesito espacio para pensar un poco"

Las palabras de Julio César sonaron en su oído, bajas, cansadas, con un dolor latente en su tono que apretó aún más el corazón de la mujer, junto con el recuerdo de la expresión derrotada del hombre cuando ella había salido a su habitación esa noche.

Estaba Aurora ahí, sola, en la habitación que no era suya, pero que debería haber sido de ellos. La cama estaba demasiado fría. Como aquella noche en la que durmieron separados, heridos por causas que, pensándolo mejor en el silencio de la noche, reconoció como obra de un peligroso juego de dominó. Lo peor fue reconocer que ella misma había sido protagonista de esa nefasta cadena de acontecimientos.

Se sentía terriblemente agotada y desesperadamente sola, enterrada bajo las sábanas empapadas de sudor debajo de ella. Dejó escapar un suspiro, evaluando su cuerpo de una manera diferente: cansada, no como se sentía en sus primeros años tratando de sobrevivir cada día a la ausencia más dolorosa de su vida, pero se sentía impotente. Rezar a la Virgencita era un apoyo importante, que siempre la consolaba de alguna manera, pero esta vez sintió que sus pedidos no habían sido atendidos, porque ella misma sabía que, esta vez, las cosas dependían de sus propias actitudes.

Se preguntó si no era demasiado tarde y por qué insistía tanto en querer estar presente en todos lados, cuando lo único que Julio César había pedido era priorizar su matrimonio, disfrutar de su tiempo juntos. Ella suspiró sonoramente, sintió la culpa carcomiendo su mente y su pecho, consciente de que las cosas podrían haber terminado de otra manera si hubiera insistido más con él, se hubiera disculpado, todo por tener nuevamente a su amado a su lado.

El dolor de esa insípida indignidad se duplicó (no, se cuadruplicó) por el hecho de que él simplemente no estaba allí. La distancia y las circunstancias los separaban tan marcadamente como el aceite y el agua, y Aurora se encontró suspirando (y con bastante anhelo, podría agregar) por el hombre que dormía abajo.

Tan cerca y tan lejos al mismo tiempo, eso fue lo que más le dolió. Saber que Julio César de alguna manera compartía el mismo espacio que ella y aún así podía ver cuánto dolía esta distancia en el corazón de ambos.

"¿Y la promesa que me hiciste? ¿Eso no importa?"

Recordó en ese momento la conversación que tuvieron en Acapulco, durante su luna de miel, y nuevamente sintió una punzada en el corazón. Ella misma le había pedido que su relación no cambiaría después del matrimonio, eran confidentes, mejores amigos, un equipo. No podría soportar perder eso, no después de conocer el poder curativo de ese amor único por ese hombre especial, Julio César.

So Far, So CloseOnde histórias criam vida. Descubra agora