04

0 0 0
                                    

Maine

Aún no estaba segura de si prefería trabajar o estudiar por las tardes, cualquiera de las dos se me hacía demasiado agotador. Ojalá pudiera hacer solo una de esas, que exigente que era la vida.

—¿Ya estás? —preguntó Lu desde la sala.

—Casi, ve saliendo. —Estábamos por ir a la biblioteca, Lucía necesitaba unos cuantos libros sobre anatomía y yo devolver un diccionario de francés.

Terminé de atarme los zapatos y me apresuré para alcanzar a Lu que ya bajaba las escaleras de la residencia.

Caminábamos en silencio, apresuradas, estaba por caer la noche. Al pasar por un parque mi vista se desvió por encima de los árboles, la mayoría de las hojas eran naranjas y caían al más mínimo roce de viento, que bonito era el otoño.

—Menos mal que no nos toca limpiar eso —dije refiriéndome a las montañas de hojas que había por todo el lugar.

—Seguro que lo extrañas —afirmó Lu, sonriendo de lado.

Tenía razón, cosas como esa me hacían recordar al pequeño pueblo del que veníamos, ninguna de las dos había pasado tanto tiempo en la ciudad y estábamos haciendo nuestro mayor esfuerzo para adaptarnos a vivir en ella, solas.

A Lu le iba mejor en eso, claro.

—No lo suficiente como para volver —respondí.

A pesar de extrañar a mi madre, mis abuelos, mí gato y todo en general, volver a casa era algo que no tenía contemplado hasta dentro de mucho tiempo, permanentemente al menos, me hacía ilusión ir de visita.

Ya habíamos llegado a la biblioteca, yo iba por delante y traté de abrir la puerta. Tarea frustrada por el imbécil que trataba de abrirla hacia el otro lado, al tener más fuerza que yo, lo logró.

—Lo siento, no las vi —Se excusó el chico, dándonos el pasó.

—Deberías fijar...

—No pasa nada, gracias —se apresuró a responder mi amiga cuando vio que mi intención no era responder de forma amable.

—No hay de que, tengan buena noche —El chico se marchó, no sin antes dedicarnos una sonrisa. A Lucía, mejor dicho.

—Ni hii di qui, tingin biini nichi —mofe cuando apenas el chico se fue.

—Era guapo —comentó Lu.

—Hermana, todos siempre son guapos para ti.

—¡Pero lo era!

—Lo que sea, ve por tus libros y salgamos de aquí antes de que se haga más noche.

[...]

Viernes por la noche y Lucia estaba como loca buscando un par de zapatos que pegaran con el vestido que llevaba, mientras yo, por primera vez en mí vida —oficialmente— estaba lista antes que mí mejor amiga.

—Debería tomar una foto para recordar este momento, ¿no? —bromeé.

—Cállate, no me gusta como vas vestida. Deberías cambiarte —decía Lu mientras se cambiaba los aretes por milésima ocasión.

Ok, que grosera

—¿Qué? Pero si es un bar, no la Met Gala —protesté, indignada.

—No sé, pareces... mojigata.

Mis labios formaron una "o", eso me había dolido.

Repasé mi vestimenta de abajo hacia arriba; botas negras, jeans rasgados, camisa demasiado grande para mi talla... mhm.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 25, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Desastre Que Somos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora