Por envidia, mandaron a cazar a la hermosa blanca nieves sin saber que se trataba del hijo mayor de la dinastía Raiden, un príncipe oculto por la familia real, que a veces se escapaba al pueblo ocultando su identidad, haciéndose conocido por el apod...
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Las ventiscas otoñales golpeaban con fuerza a unos de los pueblos de la poderosa de Inazuma, cubriendo el cielo con un manto de oscuridad mientras un joven de cabellos rubios platinados recorría los caminos empedrados. Venía de una audiencia con la princesa heredera del imperio, quien había convocado a expertos samuráis, algunos anónimos, para encomendarles una misión tan cruel como clara: asesinar a la princesa del pueblo. Una joven conocida como Shirayuki, llamada así por su piel blanca como la nieve, había despertado la ira de la heredera por motivos desconocidos.
Entre los ronin que aceptaron aquella cacería se encontraba Kazuha Kaedehara. Su rojiza mirada permanecía oculta bajo el ala de su sombrero kaza de bambú mientras avanzaba hasta una sakaya (taberna de sake). Al cruzar el umbral, lo envolvió la cálida atmósfera del lugar. En el interior, marineros y agricultores reían y bebían animadamente, pero Kazuha se apartó del bullicio, eligiendo sentarse en un rincón apartado pero cerca de otras personas que bebían con más calma. No podía permitirse unirse a la celebración; había llegado allí con un propósito claro: obtener información sobre su objetivo.
—¿Oh? ¿Sobre Shirayuki? —La dueña del establecimiento mostró un destello de emoción al escuchar el nombre— Ella tan dulce y gentil, una señorita muy delicada... hasta parece una princesa.
"Dulce y delicada. Anotado"
Pensó Kazuha mientras escuchaba.
—¡Jajaja! Podríamos tardar toda la noche hablando de nuestra princesa de las nieves —intervino un agricultor que bebía a su lado—. Es tan hermosa y perfecta... Nadie que la haya visto podría imaginar a otra mujer mejor que ella. —La sonrisa boba del hombre reflejaba cariño más que deseo.
—Entiendo... —El samurái adoptó un tono analítico—. He oído hablar de ella, pero nunca la he visto. ¿Podrían describirla? Tal vez así la reconozca si me la encuentro. —Tomó un sorbo de su sake, intentando mezclarse con ellos y ganar su confianza.
