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El camino a su destino fue mucho más que silencioso. Jungkook podía resentir cada una de las emociones del metamorfo desde el asiento del copiloto, y casi pensó que nunca se hubieron bajado del auto desde que llegaron a Daegu.

Al llegar al cementerio no hizo preguntas, simplemente lo siguió por el estacionamiento hacia la entrada sin nunca soltar su mano.

—Es mucho más bonito y grande —dijo cuando salieron a los jardines principales, viendo las infinitas filas de lápidas en el césped. Algunas con tierra removida, otras con césped demasiado crecido. Muros de árboles con sus bellas hojas ahora secas, siendo barridas del suelo por los jardineros.

—Mi padre quería el mejor lugar para ellos. Uno cerca del bosque —habló después de tanto, guiándolo entre las filas de lápidas.

—Debió amarte demasiado. Más de lo que imaginas.

—Eso es interesante viniendo de ti —suspiro en una sonrisa, a lo que él también sonrió.

—Sé que también me amaron, sólo yo no encajaba en sus ideales.

Entre risas bajas, por los amargos recuerdos, llegaron a uno de los cuantos mausoleos de concreto blanco. Taehyung sacó su juego de llaves, eligiendo una bañada de plata de entre las otras. La inserto en la herradura de la puerta de cristal, y ambos escucharon el cerrojo abriéndose desde adentro. Entraron, quedando atrapados en la humedad del encierro.

En el suelo había una pequeña lápida del lado derecho, y del izquierdo un espacio vacio, sin nombre, ni marca que le pareciera. Jungkook sostuvo el ramo de flores entre sus manos mientras dejaba a Taehyung tomarse su tiempo para abrir algunas ventanas. Era mucho blanco para sus ojos, brillando con la luz del sol. Miró hacía los muros, a los columbarios vacíos a excepción de uno.

—No sabía que Taemin sería cremado —dijo sin dejar de ver la urna detrás de una de las vitrinas, acompañada de un par de fotografías.

—Los demás querían sepultarlo en otro lado, pero Theo es quien tiene la última palabra. Los dejó sepultarlo en otra sección aquí mismo. Le dije a Theo que hiciera lo que quisiera, y después de un tiempo pidió exhumarlo para ponerlo aquí. —se levantó del suelo, sonriendo a boca cerrada después de terminar de desempolvar un poco la tumba de su madre—. Él y mamá siempre fueron muy unidos. Por eso eligieron un lugar así. Sé que parece una prisión, pero ellos querían verlo como un hogar donde pudiéramos volver a vernos algún día de quererlo así.

La idea de que al morir ambos fueran velados en lugares distintos, lo deprimió. Más eligió no pensar en eso, pues si Taehyung elegía que ese sería su último lecho no lo detendría. El mismo hombre debió haber leído su expresión, acercándose a levantar su rostro con una sonrisa amorosa.

—Yo iré a donde tú vayas —musito, dejando un casto beso en sus labios.

Sin poder evitarlo sonrió con él, sintiendo alivio muy en el fondo de su ser.

Taehyung lo soltó para recoger los jarrones en el suelo donde las últimas flores perecieron. Salió del mausoleo hacia la llave de grifo más cercana donde los enjuagó y rellenó con agua fresca. De vuelta a él, separaron el ramo que llevaban poniendo algunas flores a Taemin en el suelo, otras sobre la tumba de Kim Haenul y el resto Jungkook las mantuvo refugiadas en sus brazos. Una amada y amorosa esposa. Una amada y amorosa madre. Que murió demasiado pronto para sostener a su bebé en brazos una segunda vez.

—Sólo espero que esté orgullosa —dijo Taehyung mirando el nombre de su madre grabado en la piedra.

Jungkook inhaló profundo, no sintiendo nada alrededor. Ni picazón, ni hielo en el cuello. Sólo silencio. Aves volando en el exterior. El frío de noviembre. Eso era todo.

Sangre de lobo / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora