Reina Del Crimen

Epílogo

El peso del trono nunca había sido tan claro como ahora. Alessia Romano, conocida en los oscuros rincones de la ciudad como "La Reina del Crimen", contemplaba el imperio que había heredado, un mundo donde las lealtades eran frágiles y la traición estaba al acecho. En la frialdad de su oficina, las luces de la ciudad brillaban a través de las ventanas, pero el verdadero brillo en sus ojos era el del poder que había logrado construir con inteligencia y una mano de hierro.

Giovanni, su hermano menor, había desaparecido una vez más, siguiendo su impulso juvenil y metiéndose en líos que podrían costarle más que su vida. Alessia lo protegería a toda costa, pero su lealtad y su imprudencia pronto pondrían en juego algo mucho más grande que su vínculo fraternal. La familia siempre había sido su debilidad, pero ahora esa debilidad podía ser su perdición.

A su lado, Carla Moretti, su leal mano derecha, no solo gestionaba los negocios, sino que también guardaba secretos que Alessia aún no estaba dispuesta a descubrir. La mujer que había estado a su lado desde la infancia, que la había apoyado en las decisiones más difíciles, ahora se convertía en un riesgo si sus ambiciones personales chocaban con los intereses de Alessia. La lealtad de Carla era inquebrantable, pero el pasado de ambas, y los secretos enterrados en él, pronto pondrían a prueba su relación.

La mayor amenaza, sin embargo, venía de fuera. Dante Ricci, líder de la familia rival, había comenzado a mover sus piezas. La guerra por el territorio no era solo cuestión de poder; era cuestión de supervivencia. El hecho de que Ricci tuviera un trato secreto con Marcello De Santis, el ex mano derecha de su padre, complicaba aún más las cosas. Marcello había sido quien le enseñó a Alessia todo lo que sabía, pero ahora sus intenciones estaban claras: no estaba dispuesto a ver a una mujer gobernar, no cuando sentía que el trono le pertenecía a él.

En el mundo exterior, Alexander Reyes, el empresario cuya conexión con el mundo criminal era tan oscura como la propia Alessia, había llegado con un propósito. La atracción entre ambos era innegable, pero también peligrosa. ¿Qué quería realmente Alexander de ella? Sus intereses personales podrían ser una amenaza para todo lo que Alessia había construido, pero el juego de poder que compartían no hacía más que enredarlos más en una red de seducción y traición.

Mientras tanto, Ivy Carter, la detective encubierta, observaba desde las sombras. Su misión para derribar el imperio Romano se complicaba con cada día que pasaba, ya que los sentimientos por Alexander comenzaban a nublar su juicio. Ella no podía permitir que sus emociones interfirieran en su misión, pero el vínculo que había comenzado a formar con él la ponía en una posición peligrosa, tanto para su carrera como para su vida.

Beatrice Romano, la madre de Alessia, había estado siempre al margen, pero las palabras que alguna vez le había dicho a su hija resonaban con fuerza ahora. Beatrice sabía más de lo que parecía, y sus secretos podían cambiar el curso del reinado de Alessia. Pero, ¿acaso la madre de la Reina del Crimen sería una aliada o un obstáculo más en su camino?

La ciudad estaba llena de rumores, de conspiraciones que se tejían en la oscuridad, y en este escenario de poder y traición, Alessia había aprendido una valiosa lección: en su mundo, las lealtades eran temporales, pero el poder era eterno. Sin embargo, el precio del poder siempre era alto, y Alessia se encontraba a punto de descubrir si estaba dispuesta a pagar ese precio, incluso si su propia familia se interponía en su camino.

La Reina del Crimen, finalmente, entendió que su mayor enemigo no estaba afuera, sino dentro. En un mundo donde el amor se consideraba una debilidad mortal, y la traición un acto inevitable, Alessia debía decidir si sus relaciones personales la harían caer o la elevarían hacia la cima de su reinado.

En el juego de sombras, el amor podría ser la chispa para la destrucción… o la clave para la redención.