chico fresa

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En dos mundos diferentes, dos adolescentes vivían realidades opuestos

Max, un joven humilde y trabajador, se levantaba antes del amanecer para ayudar a su padre en la obra de construcción. A pesar de la dureza de su padre, Max encontraba refugio en los libros y se convirtió en el mejor estudiante de su clase.

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Por otro lado, Sergio Pérez disfrutaba de una vida de lujo y comodidad. Su familia adinerada y amorosa le brindaba todo lo que necesitaba. Sin embargo, detrás de su sonrisa extrovertida, Sergio ocultaba una timidez que lo hacía sentir inseguro ante personas desconocidas. Su arrogancia lo llevaba a creer que era superior a otros, pero en realidad, estaba buscando su verdadero propósito.

Ambos estudiaban en la misma escuela prestigiosa, pero sus caminos no se habían cruzado... aún..

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El sol iluminaba la habitación de Sergio Pérez, bañándola en una cálida luz dorada. De repente, los gritos de su padre lo sacaron de su sueño.

-¡Ya levántate, Sergio! ¡Vamos, vamos! ¡Tienes que desayunar ya! ¡Hoy es tu primer día de escuela y no quiero que llegues tarde!", exclamó su padre, sacudiendo suavemente su hombro, con una voz que reflejaba su enojo.

Sergio se estiró y bostezó, frotándose los ojos. Se sentó en la cama y miró a su padre con una sonrisa perezosa. A pesar de la dureza de su padre, sabía que lo quería a su manera.

-Ok, ok, papá. Ya voy", dijo, mientras se levantaba y se estiraba.

Al bajar a la cocina, encontró a su mamá preparando su desayuno favorito: hot cakes con fresas frescas. El aroma dulce y la sonrisa de su madre lo hicieron sonreír.

-Mamá, ¡mi favorito!", exclamó, abrazándola.

Su madre sonrió y lo besó en la frente.

-Quiero que tengas un buen día, cariño. Tu primer día de escuela es especial."

Sergio se sentó a disfrutar de su desayuno, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

Mientras comía, escuchó la voz de su padre desde la sala.

-Sergio, no te olvides de tu lonchera y de llegar a tiempo."

Sergio asintió, aunque su padre no podía verlo.

-Si, papá", respondió.

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Sergio terminó de arreglarse en su nueva habitación, rodeado de cajas y objetos aún por desempacar. Se puso una ropa nueva, adecuada para el clima mediterráneo de Mónaco, su nuevo hogar.

Después de dejar atrás México, su país natal, Sergio buscaba un nuevo comienzo. Los recuerdos de su pasado aún dolían, pero estaba decidido a dejarlos atrás.

Mónaco, con su belleza y lujo, parecía el lugar perfecto para empezar de nuevo. Su familia había decidido mudarse allí en busca de una vida más segura y tranquila.

Sergio se miró en el espejo, ajustando su camisa y sonriendo ligeramente. Estaba nervioso pero listo para enfrentar este nuevo capítulo de su vida.

"¿Estás listo, Sergio?", llamó su madre desde la sala.

"Sí, mamá. Ya voy", respondió, tomando su mochila y saliendo de la habitación.

El sol de Mónaco brillaba fuera, iluminando la ciudad. Sergio respiró hondo, listo para explorar su nuevo hogar y dejar su pasado atrás.

Al salir de su casa, Sergio vio a su papá esperándolo en el coche. Se subió y se ajustó el cinturón de seguridad mientras su papá arrancaba el motor.

Mientras se dirigían a la escuela, Sergio sacó su teléfono para revisar si tenía algún mensaje de Charles, su único amigo en Mónaco.

"Hey, Sergio! ¿Listo para el primer día?", decía el mensaje de Charles.

Sergio sonrió y respondió: "Sí, estoy listo. ¿Dónde nos encontramos?"

La voz de su papá lo interrumpió.

"Sergio, al rato van a venir albañiles porque van a arreglar el patio y van a poner unas cosas. Por favor, no les enfades. Yo no voy a estar todo el día y tu mamá se va a ir con unas amigas", dijo su papá, mirándolo brevemente.

Sergio asintió, guardando su teléfono.

"Entendido, papá. No te preocupes", respondió.

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Al llegar a la escuela, Sergio vio a su amigo Charles y a Carlos, novio de Charles, esperándolo con sonrisas en sus rostros.

"Hey, Sergio! ¡Feliz primer día!", exclamó Charles, mientras lo abrazaba.

Sergio sonrió y se bajó del coche, despidiéndose de su papá.

"Gracias, papá. Te veré después", dijo Sergio.

Su papá asintió y se alejó en el coche.

Carlos extendió su mano.

"Hola, Sergio. Mucho gusto. Charles me ha hablado mucho de ti", dijo.

Sergio estrechó su mano.

"Mucho gusto, Carlos. Me alegra conocerte", respondió.

Charles sonrió.

"Vamos, Sergio. Te mostraré el colegio", dijo.

Sergio asintió y siguió a Charles y Carlos hacia el edificio principal.

Mientras caminaban, Sergio se sintió más tranquilo. Tener amigos en este nuevo lugar hacía que todo pareciera más fácil.

Llegaron a la entrada del colegio y Sergio se sorprendió por su grandiosidad.

"Wow, este lugar es impresionante", dijo.

Charles sonrió.

"Sí, es uno de los mejores colegios de Mónaco", dijo.

"Bueno, ya vámonos", dijo Charles, mirando su reloj. "Tenemos que comenzar las clases y queremos llegar temprano."

Sergio asintió y siguió a Charles y Carlos hacia el interior del colegio.

Mientras caminaban por los pasillos, Sergio se sintió un poco nervioso. ¿Qué sería de su nuevo vida en Mónaco?

Llegaron a su salón de clase y Sergio se sorprendió por la cantidad de estudiantes que ya estaban allí.

"Este es nuestro salón", dijo Charles, señalando una mesa vacía. "Siéntate aquí, Sergio."

Sergio se sentó y sacó sus útiles escolares mientras Charles y Carlos se sentaban a su lado.

De repente, la puerta se abrió y un profesor entró en el salón.

"Buenos días, estudiantes", dijo el profesor. "Me alegra verlos en este nuevo año escolar.

 "Me alegra verlos en este nuevo año escolar

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Nueva historia 🍓❗❗❗

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