¿Qué tal si estamos juntos diez mil años?

4 0 0
                                    

Anhelo la luna colgante del cielo, esa que está a punto de salir, pero aún no se ha puesto. 
Esa cuya fragancia impregna mi alma y envuelve mi mente. 
Esa que admiro en silencio cada noche, cada mañana. 

Las aves cantan ahora. Las mariposas vuelan entre las flores. 
El viento y la nieve se juntan, y finalmente, 
el sol les otorga calidez y complemento. 
El invierno pasó a verano. El cristal del lago se derritió. 
Ahora distingo los peces, ahora veo el prado reflejado. 

El tiempo que pasa es tiempo que sigue. 
El río fluye, pero espero un mensaje del otro lado. 
Uno, dos, tres... y puedo seguir contando. 
Contando los segundos, los minutos y los meses 
hasta llegar a esos 10 mil años. 
Sin prisas, con calma. Sin agobio, con añoranza. 
Con paciencia y ternura. Con dedicación y decisión. 

Cruzando el puente, pasando el bosque, sintiendo calidez en un día frío. 
Busco la fuente del agua termal y descubro una llama encendida. 
Llama candente sin expresión. Un fuego que no se desgasta, pero tampoco daña. 
Un fuego libre de incendiar el bosque, pero un fuego que a ello renuncia. 

Quiero un amor de mil años. Quiero eso y, al mismo tiempo, nada. 
Quiero que juntos crezcamos. Deseo tu libertad y que escojas por tu cuenta. 
Eres otro y a simple vista no te entiendo; necesito verte de cerca y con cuidado. 
Veo tus demonios, pero nada pasa, yo también los tengo, espero puedas verlos. 

¿Qué tal si estamos juntos por mil años? ¿O tal vez... diez mil? 
Detén el tiempo en cada despedida y usa tu dulce sonrisa para aliviar el desabrido sabor del día. 

Elige palabras sinceras para que encuentre algo de verdad en este mundo incierto. 
Abrázame fuerte, así, pero bien fuerte, para que no dude ni un instante. 
Tu mirada penetrante e inolvidable atraviesa las capas más profundas de mi ser. 

Mi alma deambuló por el frío invierno, pero, ¿quién teme más? 
Corazón roto, cubierto por una armadura, 
temiendo desgarrarse en el ardor del amor. 
La arena del desierto se esparce sobre la nostalgia del pasado, envolviéndolo, dejándolo atrás. 

Háblame de tu historia, háblame de lo que te duele. 
Dime qué te hiere, qué te da alegría. 
Cuéntame cuánto te gusto, pero, si te detienes, solo dímelo. 
Agradezco tu existencia, sin la pretensión de atarte. 
Aunque quizás sí duela, agradezco los buenos y los malos momentos. 

No acostumbro hacer promesas, no acostumbro querer a cualquiera. 
Soñando con la idea de estar juntos 10 mil años... 
¿Por qué parece tan poco? 

Diez mil añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora