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Enzo se sentó en el sillón con los brazos cruzados y una expresión de enojo en su rostro. Parecía que estaba molesto por algo, pero en realidad, estaba luchando contra sus propios sentimientos. Su amigo iba a llegar de un momento a otro y el no podía evitar sentirse celoso. ¿Por qué? Bueno, resultaba que justo esa persona le había llevado unos chocolates a julian, lo odiaba con toda su alma y esto no era ninguna sorpresa para nadie.
La puerta se abrió, un Julián algo nervioso pasaba por aquella. Al entrar sus ojos inmediatamente fueron a su amigo el cual se limito a sonreírle sin mostrar los dientes
"Hola..." Julian dijo bajito, su amigo solo tenia la vista en el sin expresión alguna
"En la heladera esta tu regalo, decile que la próxima te traiga los negros porque a vos no te gustan estos" dijo con un notable enojo, no le había hablado mal ni nada pero en su voz por mas que el intentara ocultarlo se le notaba
Una leve risita salió de Julian, le daba algo de ternura ver la escena que le daba el menor. Se acerco lentamente sentándose a su lado
"¿No los vas a buscar?" Pregunto curioso el morocho, su cuerpo se dio media vuelta para el costado quedando de frente sentados en el sillón
"Prefiero hablar con vos" La cabeza de Julian estaba posada en su mano, Una leve sonrisa apareció en los labios de enzo dandole a entender a el otro que ya lo había comprado
"Y si ¿quien no quiere hablar con este bombón? Mira lo que soy" dijo con superioridad, debía admitir que ciertas actitudes de su amigo le hacían entender a sus chicas. El solo imaginar un enzo arriba de el todo transpirado...sus caras...esos brazos...
𝘋𝘪𝘰𝘴𝘲𝘶𝘦𝘦𝘴𝘵𝘢𝘣𝘢𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘯𝘥𝘰
La imagen de su amigo había aparecido como un disparate en su mente, nunca antes le había sucedido algo así. Tal vez sería por el reciente cambio de enzo hacía el, se le notaba mas pegado, mas necesitado de atención cosa que probablemente estaba confundiendo a Julian y solo eso pasaba o por lo menos eso quería pensar este
"Ju ¿todo bien?" Esa voz lo saco de sus pensamientos, el otro lo miraba con cara confundida. Que vergüenza, seguramente su rostro estaba como el de un tomate
