You knew from the start it was us, didn't you?

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Comenzó como comienzan todas las historias de piratas; con el mar.

Inmenso, impaciente, y por sobre todo, libre. El vasto océano era tanto hogar como enemigo para quienes alguna vez izaron la bandera negra en sus barcos. En las aguas rebeldes y profundas, nacían leyendas con cada ola que rompía contra la madera gastada, en los ecos de las risas soltadas sobre la proa, en las miradas cautelosas de quienes vivían al filo de las leyes del mar. Ahí, todo comenzaba y terminaba en un parpadeo.

Dicen que su encuentro fue tan solo una coincidencia. Una mala suerte que juntó a los peores piratas principiantes en un mismo lugar, y bajo el mismo cielo azul fueron nombrados "la peor generación", con casi la misma burla con la que se llamaban unos a otros "piratas".

Una sola mirada bastó para querer tenerlo, con una intensidad que el mismo océano parecía alentar. Una sonrisa fue su perdición, como el canto de la sirena atrayéndolo al vacío. Y aunque todos los días se cruzaban armas entre piratas, no pasó ni una semana antes de que terminara ayudándole en batalla. Eso selló el pacto, una "alianza" que duraría el mismo tiempo que se vieran las caras. Tan pronto como lo dejó de nuevo a su suerte, comenzó una maquinación que requería de verlo de nuevo para comenzar a funcionar.

No sabía cuándo ni donde volverían a verse, pero en un mundo de piratas donde el mayor tesoro es la última meta, donde los barcos van y vienen como sombras en las aguas infinitas, no había forma de perder aquella apuesta, la de cruzarse nuevamente en el mar.

Eran rivales, ni aliados ni enemigos, solo piratas con el mismo sueño. Eso le daba la certeza al capitán de los Piratas del Corazón que, tarde o temprano, se toparía nuevamente con los Piratas del Sombrero de Paja. Y el mar premia a los que apuestan en grande.

No estaba planeado, pero como el tiempo le llegó a enseñar, nada nunca estaba planeado con los Sombreros de Paja. Su reencuentro fue un desastre, uno de esos que solo Luffy podía causar con una sonrisa en el rostro, más la promesa de una aventura por delante. El pacto de la alianza se veía poco fiable, una unión entre capitanes que nada tenían en común, más que su amor por el mar. Luffy se rio, simplemente diciendo que ahora eran amigos, detalle que Law había recibido con más incomodidad que entusiasmo. Law no quería que fueran amigos, quería de todo menos una amistad con una persona tan espontánea y caótica como lo era el capitán del otro barco. Y sin embargo ahí estaba, metido hasta el cuello en una relación que trascendía toda lógica, no solo con Luffy, sino que también con su primer oficial, Zoro.

Fue más agradable de lo que había esperado. Lo que pensó sería una incómoda alianza donde tendría que rechazar siempre la camaradería de los Sombreros de Paja, se convirtió rápidamente en algo mucho más significativo. Era una compañía diferente a cualquiera que había experimentado antes, y aunque se sintió casi forzado a aceptar el vínculo, se volvió una de las cosas que Law más atesoraba en el mundo.

Luffy, esa bola de energía de goma que saltaba a todos lados con su sonrisa contagiosa, llenando con su risa toda parte del barco, se convirtió inesperadamente en uno de los pilares de la vida de Law. Tal vez era esa manera casi infantil de demostrar que comprendía sus límites, frenando cómicamente antes de saltar a abrazarlo, esperando permiso para besarlo, casi sabiendo que Law no estaba acostumbrado a dar ni recibir afecto de manera directa. Luffy siempre esperaba que Law cerrara la distancia entre ellos, y Law no podía evitar emocionarse por eso.

Siempre encontraba un momento para estar a solas con él en la proa, disfrutando la brisa y el murmullo de las olas. Se susurraban cosas sin importancia, dulces palabras que lograban hacer intimo cualquier espacio en el que se encontraran, prometiéndose mutuamente el mundo entero sin siquiera decir una palabra sobre ello. Encontraba en Luffy un lugar para librarse de sus pensamientos.

Con Zoro, sin embargo, las cosas eran más intensas. Desde los besos hasta las miradas que compartían, las caricias y hasta los silencios que podían durar horas entre los dos. Zoro no esperaba a que Law se le acercara como hacia Luffy, entendía que el vínculo que tenían era distinto. Siendo ambos de pocas palabras, Zoro lograba entender a Law como poca gente había logrado, siendo algo casi instintivo en las interacciones que tenían, como dos animales reconociéndose mutuamente. Es por esto que Zoro nunca esperaba que Law le diera explicaciones.

Sin necesidad de llenar el espacio con palabras, compartían su tranquilidad a la sombra de una vela. Con Zoro, Law podía sentir como si respirara por primera vez sin que el mundo se le cayera encima. En esos momentos de silencio compartido, Law podía olvidar la carga de sus ambiciones y solo, dejarse llevar.

Entre ambos, Law encontró un balance que le hacía sentir a gusto, como en un hogar lejos del hogar. Con ellos podía ser él mismo, ser el estratega un poco tonto y falto de afecto, que buscaba ganar una pelea perdida que en realidad era. Comprendía con ellos el ser parte de algo más que una tripulación o una familia, algo sentimentalmente vinculante que le ofrecía el respeto y la libertad mutua.

Pero Law sabía que todo tenía fecha de expiración. La sombra de su despedida lo perseguía hasta en sus mejores sueños, ineludible, como el mar. Y lamentablemente, la de su relación terminó llegando.

No dirá que no se lo esperaba, estaban tan cerca de lograr su objetivo, que seria riduculo pensar que no iban a terminar. Pero cuando finalmente cumplieron el propósito de su alianza, el final solo podía estar a la vuelta de la esquina. Law se habría alegrado en cualquier otra situación, se habría sentido aliviado de salir victorioso en esta apuesta a muerte contra el mar y el Yonkou, pero no podía, no mientras supiera que Luffy y Zoro seguirían su camino sin él.

Todos estaban celebrando, riendo, coqueteando y recordando los momentos de lucha, como si nada hubiera terminado, como si al dia siguiente todo siguiera igual, como si no se cerrara un mundo de posibilidades de verse de nuevo. Law habia decidido que partirían al amanecer, hundirían el Polar Tank en el océano y quizás, nunca volvería a ver a los Sombreros de Paja, salvo en los diarios.

Luffy y Zoro estaban hablando cuando los encontró, no supo de qué, nunca sabia lo que pensaba el otro capitán. Luffy le devolvió la mirada, una sonrisa brillante iluminaba su rostro, la misma sonrisa de siempre, Law pensó que él no creía que se dirían adios.

"¡Torao!" gritó Luffy, con eso Zoro se volteó, una sonrisa recatada en su rostro, "Espero que no se te olvide cómo sonreír, ¿sí? Cuídate".

Sintió como si las palabras le quemaran la garganta, palabras que no sabía quería decir. Se obligó a sonreírles de vuelta.

Se quedaron juntos esa noche, aunque la isla celebraba a sus héroes, los tres se quedaron juntos, hablando de cosas que Law recordará por siempre. Y en la mañana, cuando el Polar Tank se sumergió en el mar, y Law ya no fue capas de ver a los dos hombres que le hicieron compañía todo este tiempo, pensó que quizás, hubiera sido bueno quedarse un día más.

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