"Yo una vez fui joven mocoso, pero yo no era especial en lo absoluto, pero tu abuela, ella lo era, era peculiar, de otro mundo, literalmente, de una raza que vive y lucha por el combate, tu padre tambien era peculiar, pero su peculiaridad era ajena...
Itadori Yuuji, recipiente de Ryomen Sukuna, el Rey de las maldiciones.
Dado los eventos recientes, ¿Sabes bien porqué estás aquí?
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Yuuji Itadori, de 15 años de edad se encontraba en un salón oscuro iluminando unicamente por las cabinas que los rodeaban, cada una de ellas contenía a uno de los miembros de los altos mandos.
El pelirrosa, con una expresión seria solo asintió, antes de tomar la palabra:
- Estoy aquí, ya que ahora soy un hechicero de categoría especial ¿O me equivoco? - preguntó con una sonrisa de confianza, similar a la de su sensei.
Es correcto.
Ahora eres un hechicero de grado especial, cuando apenas llevas unos pocos meses como hechicero.
Una hazaña memorable, lastima que fuiste tú quién la realizó.
Yuuji simplemente puso los ojos en blanco, realmente se estaba irritando ahora mismo.
No creas que tu ejecución ha sido revocada solo porque te hayas convertido en un clase especial.
-No me digas- dijo con sarcasmo.
¡Toma esto con seriedad! ¡Tienes bastante suerte de que seamos indulgentes contigo, aberración!
Exclamó una voz femenina en una de las cabinas.
Basta.
Indicó el primero, quién parecía ser el de mayor autoridad.
Yuuji Itadori, de ahora en adelante, eres un hechicero de categoría especial, sin embargo, tu proposito es el mismo: Encontrar y consumir los dedos de Sukuna y posteriormente ser Ejecutado.
No lo olvides.
Yuuji solo frunció el ceño, antes de simplemente reírse.
Esto pareció irritar a los ancianos, y uno de ellos tomó la palabra:
¿Que es tán gracioso? Deberías de tomarte esto en serio, mocoso, tu vida depende de nosotros.
-¡No! Es qué....je, je- Yuuji miró con una sonrisa divertida a los altos mandos- Ustedes no pueden hacerme nada-
¡Mocoso irrespetuoso! ¡Deberíamos de ejecutarte ahora mismo!
