Mientras tanto con un pequeño Ícaro...
La luz entraba por la ventana de la gran habitación en la que dormía el pequeño Ícaro.
El sonido de los pájaros cantando, la cálida brisa de aire entrando por la ventana entreabierta, y encima de la cama de tamaño promedio estaba el pequeño.
Al parecer el pobre niño se había quedado despierto hasta muy tarde, entrenando, buscando algún nuevo truco y perfeccionando sus errores para poder hacer sentir a Palutena, quien literalmente era como su madre, muy orgullosa además de sacarle una sonrisa con sus pequeñas payasadas típicas de un pequeño niño de apenas, 13.
Fuera de la habitación, a lo lejos en la cocina, se podía oír como sonaban los platos acomodándose, el agua sirviéndose en vasos y cómo la comida se cocinaba en la sartén.
Palutena estaba tranquila, a diferencia de Pit, ella ya estaba despierta; sentada en una silla leyendo un libro mientras los ángeles sirvientes ponían la mesa y la comida.
Pronto, el rico olor del tocino siendo freído llegó a la habitación del pequeño Pit.
Eso fue suficiente para que este se empiece a levantar poco a poco, se quejó mientras se sobaba los ojos sentándose en la cama aun con las mantas cubriendo la mitad de su cuerpo.
Bostezó estirando sus brazos hacia los costados para luego, aún adormilado y atontado por el sueño, se pasara una mano por el cabello suspirando.
- Pit!, ven a desayunar o no quedará comida para ti! - dijo de broma Palutena desde el comedor.
Pit miró hacia la puerta y respondió.
-ya voy Lady Palutena!- dijo Pit desde su habitación, aún un pco tonto por su reciente despertar.
Pit se levantó de su cama, caminando por el suelo frío descalzo hasta su baño. Entró tranquilo parándose frente a su lavabo, se miró y abrió el grifo para poder refrescarse con el agua, se agachó y echó el agua en el rostro.
Luego se secó con toques de una pequeña toalla que tenía colgada al lado del lavabo en el baño, tomo su cepillo de dientes de madera aplicando un pco de su pasta dental para luego mojarlo y empezar a lavarse los dientes.
Luego de terminar con su aseo personal, se saco su túnica de dormir y se puso una túnica blanca a detalles dorados como usualmente, se puso sus sandalias y antes de salir se miró al espejo para dar una sonrisa satisfecha.
-perfecto- dijo y se guiñó el ojo.
Salió corriendo de su habitación, dando pequeños saltitos feliz por el pasillo hasta el comedor.
-Buenos días Lady Palutena!- dijo Pit con una sonrisa sentándose en la mesa junto a Palutena.
-Buenos días a ti también, Pit- dijo Palutena con su usual tono tranquilo aun leyendo su libro, tomando su taza de café para luego darle un sorbo aún sin dejar de leer.
Una sirvienta puso en el lugar de Pit un plato con tocino y huevos revueltos, él sonrió más y empezó a comer como si no hubiera un mañana. Típico.
- ludupulutunu, puududuspuusurubuscuruputuu?- dijo Pit con comida en la boca, haciendo que no se le entendiera muy bien...en sí, NADA.
-Pit- le dijo Palutena regañándolo aun con su voz tranquila y lo miró.
Pit tragó su comida y habló.
-eh, je, lo siento. decía si podía ir a buscar a pittoo despues de esto- dijo Pit rascando su nuca un poco avergonzado.
-hm?, y para que exactamente, Pit- dijo Palutena mirando su libro.
-quería entrenar con el como la otra vez lo prometimos!, además de que no puedo rechazar una oportunidad de poder pelear con él - dijo Pit con una sonrisa haciendo mímicas como de pelea, muy inocentemente, sin darse cuenta de lo que había admitido al final.
Palutena rio ligeramente y lo miró con una ligera sonrisa.
- claro, puedes ir, pero no te olvides de llevar tu corona de laurel para estar en contacto y no llegues tarde - dijo Palutena tomando otro poco de su café.
Pit asintió repetitivamente con una gran sonrisa para despues seguir desayunando tranquilamente junto a Palutena.
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