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En el rincón más profundo del bayou, donde la bruma baila con las sombras y el agua refleja secretos que no pertenecen al mundo de los vivos, se murmura de una antigua profecía. Dicen que las estrellas que brillan sobre el pantano guardan historias de amores imposibles y destinos entrelazados. Y esta es una de ellas.
El príncipe Taehyung no era un príncipe cualquiera. Su risa ligera y su encanto natural hacían que todos a su alrededor lo adoraran, pero sus verdaderas fortalezas eran la perseverancia y el compromiso con su gente, cualidades heredadas de sus padres: la trabajadora princesa Tiana y el encantador príncipe Naveen. Desde joven, Taehyung había aprendido a enfrentar cualquier obstáculo con la cabeza en alto y los pies firmes. Siempre se le veía ayudando a los aldeanos, su elegante figura destacando incluso entre el barro y la humedad. Sin embargo, había algo que nunca lograba entender: los susurros que parecían seguirlo en la penumbra del bayou, como si alguien -o algo- lo vigilara desde lejos.
Muy cerca, aunque oculto entre las sombras, vivía Jungkook, el hijo del enigmático doctor Facilier. Las historias sobre su padre lo precedían: un hombre peligroso, maestro de las sombras y amigo de los espíritus del otro lado. Pero Jungkook no era su padre. Su magia, aunque igual de oscura y misteriosa, no nacía del deseo de controlar, sino de un anhelo más puro y silencioso: amar a alguien que parecía estar fuera de su alcance.
Noche tras noche, Jungkook enviaba pequeños muñecos vudú al príncipe, delicadamente elaborados con la magia de las sombras. Pero en lugar de transmitir su amor, cada uno de esos muñecos solo alimentaba el miedo de Taehyung. Los veía como amenazas, mensajes oscuros que prometían desgracias. Jungkook, incapaz de dar un paso fuera de su escondite, solo podía mirar desde lejos, esperando que, algún día, su corazón lograra atravesar el velo de malentendidos que los separaba.
El pantano estaba inquieto. Los espíritus del otro lado susurraban, las luciérnagas titilaban como si intentaran advertir algo, y el agua comenzaba a moverse con un ritmo desconocido. Una conexión inesperada estaba a punto de cambiarlo todo. Las estrellas, como testigos de un amor que ni siquiera los protagonistas comprendían aún, brillaban más intensamente esa noche.
El bayou tenía sus propias reglas, y cuando el amor y la magia se entrelazan, nadie puede prever lo que sucederá.
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Créditos a tik tok por la idea.
La presentación de los personajes la encontrarán en destacadas de ig (zyremyg)
