Recuerdos Letales

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Aceptame.
Aceptame
Aceptame.

Los sonidos en los oídos de Haise Sasaki eran como una campana monótona. Haise parpadea, lejos la oscuridad nubla su visión. A ciegas, se da la vuelta tratando de encontrar alguna forma de reconocimiento para identificar dónde está, pero sólo la oscuridad lo saluda con su inexpresividad desalentadora. De repente, como si alguien encendiera una vela, puede vagamente distinguir un patrón a cuadros en el suelo. Una incómoda sensación tira en sus entrañas; él ha estado aquí antes.
¿Pero cuando?
La pregunta come en su mente.

Lo siento,
Lo siento,
Lo siento,

Madre, madre, estoy tan jodido.

La voz en su mente repetidamente aboga palabras sin sentido. Haise agarra su cabeza, tratando de silenciar el ruido. Quiere sacar sus canales auditivos para poner fin a la voz. Se obliga a sí mismo a seguir caminando hacia la luz; lejos de la oscuridad. Cuando Haise entra a la luz, oye el sonido de carne siendo arrancada de los huesos. El ruido pervertido silencia la voz en su cabeza. El salpicar de sangre y crujir de los huesos rebotan en las paredes con un ruido sordo. Él puede oír a alguien gritar en voz alta en su cabeza y el sonido pulido de algo afilado perforando un cuerpo. Sus miembros están paralizados y no pueden moverse. El pesado olor del hierro llena el aire haciendo colapsar a Haise y vomitar de asco. El grito llena sus oídos borrando todo en un silencio blanco. Las manos de Haise instintivamente van a sus oídos, tratando en vano de detener el ruido. Un dolor agudo en la parte posterior de su cabeza lo hace sentir como si algo se desliza a través de sus ojos. La sangre corre por sus cuencas vacías y el carmesí tiñe su visión. Haise se encuentra arañando su piel, dejando al descubierto los músculos y los huesos húmedos debajo con un sentimiento enfermo de asco creciente dentro de él.

Haise.
Haise.
Haise.

La voz canta caprichosamente sobre el ruido en su cabeza con las palabras entumecidas. Haise observa frenéticamente alrededor de la habitación, pero sólo ve rojo. Parpadea; de repente la sangre se ha ido y la voz se detiene. Frente a Haise, un hombre está inclinado sobre algo que él no puede ver. Detrás de la figura hay una silla metálica con cadenas rotas unidas al suelo a cuadros. El súbito impulso de huir hace a Haise congelarse por un momento antes de alejarse de la tentación. Se aleja con cautela, se encuentra con miedo de hacer ruido. Sus pasos resuenan por toda la habitación, pero aquel ser no presta ninguna atención. Cuando Haise se acerca, se da cuenta de la agrupación de líquido rojo debajo de la figura. A través de las mordidas y la piel rasgada, la figura parlotea sin sentido.

"¿Madre Madre? ¿Eres tu? ¡Vienes a llevarme! ¡Por favor, por favor, salvame! ¿Quién está gritando? "

La voz tiembla con locura. Aumentando la bilis en la garganta de Haise al darse cuenta de que la persona está acurrucada sobre un cadáver humano. Su lengua, chorreando saliva y algunos intestinos sobresalen de los labios. Las venas, un lío de pulpa sanguinolenta, coágulos alrededor de un músculo liso. La caja toráxica dispersa en una masacre sangrienta. Una grieta grotesca en los huesos abandonados de la mandíbula inferior colgando de una manera distorsionada. La figura sostiene una lengua entre sus dedos, empapados en sangre, por encima de su cabeza preparado para comerla.

"¿Q-Quien eres tú?"--La voz de Haise entrecortada y llena de panico. Teme a los latidos en su corazón como el silencio que crece con cada momento que pasa. La criatura hace una pausa por un momento a mitad del bocado, como si él también estuviera considerando la pregunta. Se sorbe la lengua en un solo movimiento fluido antes de pararse. Su pelo blanco está enmarañado con vetas de color escarlata. La sangre corre por los brazos de la criatura en pequeños riachuelos, haciendo hincapié en su piel de color blanco tiza. Los pantalones anchos blancos y una camisa negra cuelgan de su esbelta figura en jirones rotos.

"¡Necesito comer, comer, comer! Necesito comer. ¡Mátame, COMEME!"

La criatura dice en círculos frenéticos; su voz idéntica a la que esta en la cabeza de Haise. Escalofríos le rozan por la espalda. Su respiracion se rompe y jadeos desiguales arrancan de su garganta.

"¿Quien eres tu?"--Haise indaga de nuevo con una sensación de malestar y de nostalgia.

"C-i-ciempiés en mis oídos"

La criatura responde con la histeria flagrante. La risa burbujea de su boca pero suena con pánico, casi obligado. Sus labios forman una sonrisa invisible. Poco a poco, empieza a darse la vuelta. Haise siente que la sangre en sus venas se vuelve hielo. La criatura de pie delante de él no era humano en ningún sentido. Una máscara de un negro horrible con un pico ganchudo cubre la mitad de su cara. Los ojos, sin embargo, son la característica más aterradora. Un solo iris rojo brilla con malicia mortal con una esclerótica ónix. Una araña de hilos carmesí corren de su iris y sobre su piel. Hay fugas de sangre de su boca con un corte de media luna. Locura, insanidad, pura poseen su cuerpo.

"Yo exijo que me digas quién eres!"--Grita Haise, ignorando la desesperanza que siente que brota dentro de él. La sonrisa de la criatura vacila un poco como si estuviera teniendo una confusión interna violenta. Cae de rodillas y tira de su pelo con una mania violenta.

"¡Madre! ¡Madre! ¡Soy yo, madre lo siento!"

Es un grito de pánico. De pronto la criatura silencia. Mira a Haise vacilante como si simplemente se hubiera dado cuenta de su presencia. Poco a poco se levanta y sus pies dan un paso vacilante hacia adelante. Haise no puede encontrar si  el se moverá; sus piernas están abrumadas por el plomo.

"Haise, Haise, Haise ... Tu me necesitas."

La criatura de repente, ya se encuentra justo en frente de él. Suavemente, acaricia con la punta de sus dedos la mejilla de Haise. Sus dedos se sienten fríos y muertos.  Lycoris radiata  florecen a través de los brazos de Haise, el retrocede enfermo. La criatura camina tentativamente detrás de Haise y coloca sus manos sobre sus hombros. El terror impide a Haise empujar las manos muertas de su cuerpo. En un instante, unos cálidos brazos delgados se envuelven alrededor de su pecho reemplazando el frío repulsivo. El calor lo envuelve y le provoca relajarse. Haise siente una sensación familiar de un distanciado recuerdo. Cierra los ojos y se convierte en una víctima del calor reconfortante.

"¿Madre?" Haise respira con nostalgia.

El silencio le responde.

"¿Mil menos siete cuanto es?"

Los ojos de Haise se abren mientras se sienta en posición vertical en su cama. Parpadea, sin saber lo que había sucedido. Sus corazón se acelera violentamente en su pecho y sus manos están húmedas. Un libro, titulado El huevo de la Cabra Negra, esta abierto, marcando una página, se inclina un momento. Sus gafas de lectura estan tiradas en el piso. Se siente como si acabara de despertar de una pesadilla, pero no puede recordar los detalles. Temblando, Haise se levanta y entra en el baño. Deja escapar un suspiro irregular por lo que ve. En rojo, el número 993 se repite una y otra vez en las paredes y espejo.

Y bien eso es todo es una historia que me llamó la atención asi que decidi traducirla al español para compartirla.
Todos los creditosba su autor o autora.
También quiero agradecer a SasakiHaise16 por animarme a subirla, dedicada a ti.
Y yo me despido.♡♥

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