Cuando Ernesto Guevara
conoció al Chapulín Colorado
por allá en el año de 1.967,
no fue precisamente el rojo traje
lo que maravillo...Contrario a lo que cualquiera pudiese pensar
las opiniones que terceros pudiesen tener,
sus antenitas de vinil (capaces de detectar al enemigo)
sí que sorprendieron enormemente.Que decir cuando el primero pidió prestadas
algunas pastillas de chiquitolina
facilitando así la acción de infiltrar.Tan amable como caracteriza al pueblo azteca,
este no tuvo más remedio sino contribuir a la causa
con dos que tres frascos...Quizá del Che conocer a Alonso Quijano
en lugar del mexica tal recomenzase
cuidar de los molinos, asegurando:Cambiar al mundo no es ni locura ni utopía,
sino justicia.Pero como en todo ser humano
su último temor no escapaba de la muerte,
fenecer y sucumbir al olvido.
O lo que es peor;
ser un malquerido.@cartas_desde_armenia ♟️
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