Capítulo 2. El amigo de Oscar

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El veintiuno de enero Oscar fue al aeropuerto a recoger a Patricio, aunque en sus planes estaba encontrarse en el hotel, el mexicano había amenazado al australiano con no dejar de molestarlo si no iba por el. Patricio nunca había estado en Mónaco, aunque parecía un chico al que le gustaba viajar, la verdad era que su alma era muy hogareña, le gustaba ver películas, abrazar a su perro, comer comida deliciosa desde la comodidad de su cama y dormir todo lo que fuera posible

Piastri esperó con paciencia hasta que vio a Patricio a lo lejos. El joven caminaba con muchísima seguridad, la forma en la que movía sus caderas hacía ver el aeropuerto como su pasarela. La camisa blanca era un poco suelta así que lucia fresco, estaba usando unos lentes oscuros, su cabello parecía recién lavado, incluso cuando lo tuvo cerca de él pudo percibir el olor de shampoo y perfume caro que emitía el mexicano

Oscar pensó que Patricio tenía un olor realmente agradable

Piastri sabía que de la parrilla el que tenía un estilo un tanto sofisticado era George, era una diva completa, su presencia en el paddock llamaba la atención de manera positiva siempre. Oscar sintió que Patricio era el George de la IndyCar, su estilo era el de un niño rico, olía como a uno y caminaba como si el mundo completo le perteneciera a su papá

Piastri sabía que la mayoría de pilotos había nacido en familias adineradas , pero algunos tenían un estilo más cómodo que los hacía ver cómo personas totalmente normales. George era la excepción, el siempre se veía como alguien que tenía mucho dinero y esa misma aura era la que tenía O’Ward

–¿Siempre te vistes así para viajar? –preguntó Oscar, Patricio se miró de pies a cabeza. Para O’Ward esa ropa era de las más viejas que tenía, era cómoda para un viaje y fresca

–Es mi ropa de los domingos –respondió. Aunque no era totalmente cierto, ya que eso era más de un sábado por la tarde

–¿Viajas con tu ropa de los domingos?

–No, pero es que mi traje no se secó –respondió Patricio para molestar un poco a Oscar. Al parecer al australiano le parecía rara su forma de vestir

O'Ward no entendía que había de malo en su forma de vestir, nunca nadie había hablado mal de él por eso. Quizá porque era un niño rico, consentido y dormilón si, pero nunca porque estuviera mal vestido. No sabía que tipo de estilo tenían los australianos, pero cuando llegara al hotel lo buscaría en Google. Aunque Patricio miró a Oscar, el chico llevaba un pantalón negro bastante cómodo, una sudadera negra y una gorra del mismo color. Su piel blanca resaltaba bajo ese color y era un poco atractivo si lo veías desde abajo

–Puedes dejar de mirarme un segundo –susurró Oscar, Patricio no se había percatado de que había estado viéndolo

–Lo siento, es que estaba viendo nuestra diferencia de altura y suponiendo que nos encontramos con una escalera, cuantos escalones tendría que subir para estar a tu altura –Oscar miró a Patricio, nunca se había fijado bien en aquello, pero en ese momento notó que incluso las cejas de Patricio estaban por debajo de la altura de sus labios

–¿Una escalera para que? –preguntó Oscar

–Para besarte, no quiero ponerme de puntitas, soy flojo –respondió Patricio con una sonrisa. La cara pálida de Piastri pasó de estar sin color a totalmente roja, Patricio por su lado se rió a carcajadas

–No hagas esas bromas –lo regaño Oscar

–No es broma. Es más, vayamos a buscar una escalera –Patricio dio media vuelta, tomó su maleta listo para irse pero Oscar lo detuvo

–No, ya vámonos al hotel –Oscar tomó la maleta de Patricio, lo sujetó de la muñeca y lo arrastró con él

–Oye, Oscar, no se cómo son las cosas en Australia, pero en México primero está el coqueteo, las citas, ser novios y ya después podemos tener sex –Oscar tuvo el tiempo correcto para colocar la mano sobre la boca de Patricio y evitar que dijera aquello que estaba a punto de decir

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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