" É L D I J O „

C A P Í T U L O - 04

Bradley me besaba con una intensidad que me enloquecía por completo, sus labios eran cálidos, y sus dedos se enredaban en mi cabello, como si intentara tenerme completamente a su alcance, con él.

Pero había algo dentro de mí, algo que se resistía.

Sentía cómo mi cuerpo respondía a su toque, pero mi mente estaba en otro lugar, perdida en un pensamiento que no podía evitar ni olvidar.

Tal vez mis amigos tenían razón.

Había algo más que me faltaba, algo que no era tan fácil de identificar.

Ellos siempre decían que no podía seguir cayendo en la misma rutina, que no podía vivir solo de la atracción física, debía decir la verdad. Y, aunque no quería aceptarlo, empecé a darme cuenta de que lo que estábamos compartiendo no era suficiente para mí realmente.

Fue entonces cuando decidí romper el ritmo, cuando me separé de sus labios, buscando un respiro.

Vi la sorpresa y confusión en su rostro, no entendía por qué había detenido el beso, por qué no seguía dejándome llevar por el momento. Sin embargo, yo ya no podía seguir ignorando lo que sentía.

Bradley intentó que el silencio no se alargara. Pensó que seguiríamos el juego como siempre, que lo que él había comenzado seguiría sin interrupciones. Él pareció creer que besaría su cuerpo e intentó deshacerse de su suéter, pero lo detuve antes de que pudiera hacer más.

- No, no... - Dije, suavemente, pero con firmeza.

Él me miró, confundido, casi dudando de lo que había oído.

Se apartó ligeramente, como si tratara de entender qué había fallado, y con un dejo de arrogancia, preguntó:

- ¿Qué sucede? Sé que te gusta...

No pude evitarlo. Su tono me hizo sentir incómodo, como si todo fuera un juego para él. Y aunque en su mirada había una mezcla de duda y seducción, yo sentí que ya no quería jugar más.

- Sí, me encanta... - Susurré, porque no podía mentirle. - Pero quiero hablar contigo.

Bradley frunció el ceño, y la sonrisa que siempre llevaba se desvaneció lentamente.

Se notaba que algo no encajaba, que mis palabras lo habían sacado de su zona de confort. Su rostro, usualmente arrogante, estaba ahora marcado por la confusión.

- ¿Qué pasa? - Insistió, un poco más serio.

Me alejé de él, no con brusquedad, pero con la necesidad de espacio. Respiré hondo antes de hablar.

- Mira... - Comencé, mi voz era un susurro tembloroso. - Yo... Hace tiempo me siento diferente.

Bradley no dijo nada.

Me miró en silencio, buscando en mis ojos alguna pista sobre lo que estaba pasando, pero no encontraba nada.

Yo me sentía perdido, como si mis palabras no pudieran transmitir lo que sentía en verdad.

Me aparté más, dejando que el espacio entre nosotros se hiciera más grande.

- No quiero decir que esto no sea genial, pero... Quiero más. -

Veía que él no lo comprendía.

Bradley miró hacia abajo, y cuando levantó la cabeza, trató de sonreír.

- ¿Quieres... quieres otra posición? Puedo ir arriba por ti, aunque no es lo mío. - La forma en que lo dijo, como si se tratara de una broma, me hizo sentir más frustrado.