-, 💗 For you. ｡⁠*꒱ゞ [ Ni-ki, Heeseung ff ]

Capítulo 3: Descubrimientos

[Al siguiente día, en la universidad]

Llegué a mi salón y había un chico que no conocía sentado en el lugar de Ni-ki, no le tomé mucha importancia y me senté.

— Hola, soy nuevo. ¿Cómo te llamas? - preguntó ese chico.

— Hola, mucho gusto, soy Minatozaki Kazuha. ¿Y tú? - pregunté sonriendo.

— Me llamo-

— Permiso, este es mi asiento. - dijo Ni-ki serio.

— Yo no veo ningún nombre aquí. -dijo el chico.

— Pero yo me siento aquí, muévete.

Sus orbes tan desafiantes, me quedé hipnotizada un rato viendo sus ojos.

— ¡Muévete! No estoy de humor para esto. - dijo Ni-ki moviendo al chico.

— ¿Cuál es tu problema? - dijo el chico.

— Te pedí amablemente que te quitarás, y no lo hiciste entonces lo hice yo mismo.

El chico se fue enojado y se sentó atrás mío.

Ni-ki sacó sus cuadernos y me dedicó una corta mirada para centrarse en sus anotes.

[En la cafetería]

¿Dónde está Danielle? No la encuentro por ningún lado.

— Hola zuha. - me saludó Sunoo.

— Hola Sunoo. - sonreí.

— ¿Y eso qué estás sola? - preguntó.

— No encuentro a mi amiga.

— Oh, si quieres te ayudo a buscarla.

— No es necesario. - dije.

— No, insisto, te ayudaré. - sonrió.

— Gracias.

[Minutos después]

— ¿No es esa? - preguntó Sunoo.

— Oh, sí. ¿Que hace en la clase todavía?

— ¡Zuha! - dijo Danielle dentro de el salón.

— ¿Que pasó?

— No pude terminar el trabajo en clase, me quedó aquí haciéndolo. - dijo triste.

— Ay no, te esperaré. - dije.

— No, zuha me tardaré mucho, come sin mí. No me esperes. - dijo Danielle.

— ¿Estás segura?

— Muy segura.

— Adiós Dani. - me despedí.

— ¿Comemos juntos? - preguntó Sunoo.

— Está bien. - dije.

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— Y por eso no te juntes con Camile ni con Jena. - dijo Sunoo.

— Dios mío. ¿Todo eso te hicieron? - pregunté.

— Sí, todo porque Jena estaba enamorada de mí, pero no me importa ellas son las enfermas. Y obvio que nadie les creyó. - dijo comiendo su sandwich.

— Hola.

Una voz se escuchó y sentí cómo mi alma abandonaba mi cuerpo. Me volteé lentamente y lo ví. Era él.

— ¿Hola? - preguntó Sunoo.

— Toma, guapa. Perdón por lo de ayer. - dijo el chico y me dió una leche de fresa.