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el alfa de la manada del este, Kim Namjoon, tenía que cerrar un tratado con el alfa de la manada del oeste, y por primera vez decide llevar con él a sus omegas preferidos: su esposo, Kim Seokjin y su hijo  jimin. sin embargo, no se esperaba que ..

Ninguno de los muchachos le había mencionado al otro que estaba al tanto de lo que ocurriría en tan solo unos días. No porque no tuvieran confianza entre ellos sino que se avergonzaban; siempre hacían cosas subidas de tono sin saber que tenían doble sentido pero era eso, simple inocencia.

Paso, pensó él.

El par de híbridos se encontraba aún dormidos en la cama matrimonial, en el último piso de la mansión alfa, la cual contaba con otros seis. El alfa estaba recostado sobre el omega de forma protectora, tenía los brazos enrollados alrededor de su omega, sus piernas estaban entrelazadas, sus cuerpos desnudos y sus colas jugando entre sí, pues sus partes lobunas llevaban despiertas hace bastante rato.

Se escucharon pasos cerca de la puerta, Jungkook levantó la oreja izquierda inmediatamente aún con los ojos cerrados.

Sin embargo, no tuvo más remedio que levantarse, estrujó sus ojos y miró a su omega, dormido plácidamente. Sonrió al verlo y recordar la noche de ayer. Habían estado explorándose el cuerpo del contrario, lamiendo y mordisqueando por aquí y por allá, ambos lo disfrutaban porque eran mimos que hacían con bastante frecuencia, pero la noche pasada hubo algo diferente. Jungkook supuso que era debido al próximo celo.

Estornudó.

Un olor dulce apareció en el ambiente. Ese olor de nuevo, pensó.

— ¿Jungkook? Buenos días —dijo bostezando. Espabiló bien y abrió los ojos como platos cuando vio los dedos de Jungkook— ¿Q-Q-Qué haces con eso?

— Salió de-...

— Ya sé de dónde salió. Pero ¿qué haces con eso? —musitó casi inaudible y muy sonrojado.

— Solo quería saber qué era, me asusté cuando lo sentí correr por mis muslos —no entendía el porqué de la pena en Jimin, él estaba encantado de su olor, su textura y su sabor.

— ¡¿Ah?! —el omega se levantó de la cama con brusquedad apartando las sábanas de golpe para fijar su mirada en todo el desastre que había provocado: las piernas de Jungkook, las sábanas de cama, las sábanas que usaron para arroparse y qué decir de sus muslos, todo, absolutamente todo estaba lleno de ese flujo pegajoso que él mismo producía.

Jadeó de vergüenza y se escondió completo debajo de las sábanas. Jungkook miró la acción de su pequeño y sintió que moría de ternura, terminó de meter todo lo que tenía en sus dedos en su boca y buscó juguetón la cola de Jimin, luego de agarrarla, empezó a jugar con ella, jimin, molesto, intentaba arrebatarse la mano del mayor.

— Minie~ —alargó coqueto.

— Déjame, estoy apenado.

— ¿Por qué? —rió.

— Porque corrí lubricante por todos lados.

Lubricante, ese es su nombre.

— No tienes por qué avergonzarte de eso. A mí me encantó —confesó mientras buscaba destapar al pelinegro.

— ¿E-En serio? —encontró la abertura perfecta y levantó las sábanas.

— Esto me pone nervioso, ansioso y molesto —murmuró.

— ¿Molesto? —frunció el ceño.

— Porque no sé nada, quiero estar preparado, saber y dominar el tema, pero —pausó—, no quiero preguntarle a mis padres, creo que sabes por qué.

𝐏𝐮𝐩𝐩𝐢𝐞𝐬❀𝐊𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora