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Ya en la bañera, jimin estaba muy cómodo acostado en el pecho de su alfa mientras Jungkook le regalaba ciertas caricias por toda la extensión de su espalda.

Ambos estaban empapados, disfrutando del cálido baño; habían estado cavilando todas las cosas que les dijeron y comentando sus curiosidades entre ellos.

— Me da miedo pensar que el nudo te lastime tanto —confesó.

— Es inevitable, Jungkook —el castaño jugaba tranquilo con las tetillas de Jungkook.

— Podría esperar hasta que cumplas los dieciocho.

— No Jungkook, también me afectará el celo a mí. Papi Jin me dijo que es más fácil controlar el celo del alfa que el del omega.

— Es decir que tú si podrías controlarte en mi celo pero de ser al revés ¿yo no podría?

El omega asintió.

— ¡Eso es trampa! —rió divertido.

— No seas tonto —lo golpeó con fuerza artificial.

— ¿Cuándo crees que pase?

— Hmm, no lo sé, cada día que pasa tu olor agarra intensidad, supongo que un día antes podremos saberlo.

— Todos están tan ajetreados con ese tema, ¿no es cierto? —Jimin se levantó de su pecho, haciendo agitar el agua que tan tranquila estaba para mirarlo a sus ojos con fijeza.

— Creo que porque no es común y es algo que por primera vez no controlan.

La cola de Jimin empezó a moverse debajo del agua causándole unas deliciosas cosquillas a Jungkook.

— Te amo, Minie—declaró sincero.

— Yo también te amo, Kookie —le hizo una tierna naricita.

Jungkook se inclinó y tomó los labios del pelinegro entre los suyos. El pelaje de Jimin se crispó todo por el repentino agarre, sin embargo, poco a poco fue cerrando sus ojos, deleitándose de los suaves labios de su gran alfa. Movían sus bocas al compás de un baile donde uno dominaba y otro se dejaba hacer.

Jungkook, con su extrema fuerza de alfa, levantó en brazos a Jimin sin despegar sus labios y los encaminó hasta la cama. Mojados y todo, se lanzaron, empapando las sábanas, pero eso era lo que menos les importaban porque solo existían ellos, porque amaban mimarse entre ellos y sobretodo porque no había nada que les impidiera amarse con locura.

Sus bocas por fin se separaron y les entregaron el dominio total a sus otras partes, Jungkook en su forma de lobo gris con ojos miel y Jimin en uno azabache de ojos grises, aquellos lobos eran felices, jugando entre las mordidas y lameduras.

Sus partes lobunas llevaron jugando bastante rato pero no fue hasta que Jungkook quedó agotado y cambiando a su forma humana, cayó de bruces en la cama, Jimin no tardó en acompañarlo.

— Mañana quiero salir a cazar, ¿me acompañas? —preguntó Jungkook acariciando las orejitas de su novio.

— Claro, aunque tú siempre eres el que me quita las buenas presas —hizo puchero.

— ¿Qué? —soltó una carcajada—. Si tú eres demasiado adorable para cazar solo, amor.

— Déjame, no es cierto —agrandó su puchero.

— Bien, bien —lo jaló para acostarlo en su pecho y poder dormir—. Ahora a dormir.

Jimin vio a Jungkook cerrar los ojos y no pudo evitar morder su labio por la descabellada idea que se le cruzó por la mente.

— Quiero casarme —soltó de repente, las orejas de Jungkook se levantaron con agilidad.

— ¿Qué? —inquirió sorprendido.

𝐏𝐮𝐩𝐩𝐢𝐞𝐬❀𝐊𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora