la alegría de la inanición

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vamos a bordar el tema antes de pasar a otros mejores.

chicas, matarse de hambre no está bien. lo sabéis, ¿no?

a mí me costó un tiempo entender que no se come por gusto, sino por salud.
allá por 2021 se me ocurrió la maravillosa idea de adelgazar porque me costaba hacer cosas sin cansarme. me fui a una nutricionista (un besito, Ana, te amo muak) y empecé con una dieta.

al principio todo guay, perdía peso a un ritmo normal y todo parecía ir a pedir de milhouse. pero yo contaba con un factor externo y es que estaba en ese momento en una relación sentimental con una tipa a la que llamaremos María. no se llamaba María, como dato.

María me causaba ansiedad todos los días, pero de eso hablamos en otro momento. a no ser que María se despertara bien y no se le torciera el día, yo tenía ansiedad por la forma en la que me trataba. claramente, fue una relación tóxica (estoy curada ya).

cuestión: un día, por ansiedad vomité. oh, amores, lo "bien" que me sentó que todo se fuera de mi cuerpo y no tener ganas de ingerir nada más. basta 1 vez para que se te descoloque la cabeza.

era 2022 cuando yo estaba en una espiral de desquicie entre María y la bulimia nerviosa que claramente no sabía gestionar por mi cuenta. todo el mundo me decía que estaba súper delgada y yo tan "contenta" de recibir esos "cumplidos".

si alguien de aquí recuerda un mínimo ese diario que escribía hace años aquí, puede que le choque muchísimo que yo, que defendía a capa y espada que había que ser tonta para caer en un TCA, cayera en uno. pero chicas... nadie está a salvo.
no importa la edad tampoco, no solamente pasa en adolescentes. es una putada que a cualquiera, con un poco de mala suerte, nos puede pasar. así que aquí va mi primer perdón por el diario anterior: perdón por echar mierda de la gente con un TCA, claramente no sabía de lo que hablaba.

volviendo a mi espiral de desquicie: fui a la psicóloga. (¡un aplauso!)
¿funcionó? no. no se puede ayudar a quien no quiere ser ayudada.

surge la duda aquí: ¿no fui a la psicóloga porque quería que me ayudara?
claro que sí, pero por primera vez en muchos años la gente me decía que estaba guapa, la ropa se me caía y lo más importante: NADIE ME TRATABA MAL excepto María lol.

porque una cosa que quiero poner encima de la mesa es que a la gente gorda se la trata peor que a la gente delgada. da igual a donde vayas, parece que las gordas molestan. o sea, da por hecho que cualquier persona te va a tratar peor solamente por existir. si vas a comprarte un champú pesando 30kg más que yo, a la vez que voy yo a comprar lo mismo, a mí me van a tratar mejor.

es la gordofobia (interiorizada o no) que tiene la sociedad a día de hoy. no hay motivo ninguno por el que tratar a alguien peor solamente por su aspecto físico.
chica, ni que llevara un pin de la bandera franquista en la chaqueta como para que trates así a nadie.

volviendo a mi historia, hay algo que te cuentan cuando vas a la nutricionista pero ignoras hasta que te pasa: al principio es mucho más fácil perder peso, pero cuando pesas menos es más complicado perder más. claramente, si exprimes una naranja al principio sale mucho zumo y después son gotitas.

como soy una vaga de mierda, el gimnasio o el deporte no son de mi santa devoción y, oye, al menos no caí en la vigorexia. no pisé un gimnasio, hice muuuuy poco deporte y decidí que lo mejor para seguir perdiendo peso era no comer.
lo sé, así no se hace.

cuando te matas de hambre no tienes energía, así que salir de la cama muchos días no es una opción viable porque en nada te mareas.
tu cuerpo necesita comida. dejad que lo diga más claro:

TU CUERPO NECESITA COMIDA.

y necesita hacer la digestión varias veces al día. o sea:

TIENES QUE COMER VARIAS VECES AL DÍA.

lo suyo son 5 veces, yo nunca como 5 veces igualmente porque almorzar no sale de mí. pero, chicas, igualmente como 4 veces.

en esa época había días que no comía. cuando le haces eso a tu cuerpo no solamente adelgazas, también se te cae el pelo, se te debilitan las uñas, te duelen las articulaciones, no duermes... también se te jode el sistema nervioso. ahora cuando tengo hambre, antes de notarlo en el estómago, tiemblo como un puto caniche.

porque es así: mi sistema nervioso cree, después de tanto tiempo ignorando el estómago, que no me doy cuenta del hambre y me avisa temblando.

a día de hoy, sigo temblando antes de notar el hambre en el estómago. ¿me acompañará toda la vida? no lo sé. lo que sé es que es una putada.

salto a 2023, noviembre específicamente, cuando tengo el peor pico de bulimia nerviosa de mi vida. no salía de la cama, no dormía, claramente no comía... y lo mejor de todo: me había mudado al sitio en el que vivía María, así que estaba a unos 2000km de mi casa con nadie más que ella (que no compartíamos casa). claramente, a ella yo le importaba lo mismo que me importa un hombre: 0 patatero.

mi madre (vivan las madres) se dio cuenta que algo iba mal conmigo y me pidió que volviera a casa un tiempo. yo accedí porque llegó un punto en el que temía por mi propia seguridad (yikes). el día antes de irme tuve una bronca tremenda con María y le dije que hasta ahí podía llegar. la dejé, con dos pares de cojones y un miedo que no me cabía en el pecho.

volví a la península (vivía en una isla, chicas!!) y mi madre nada más verme se llevó las manos a la cabeza de lo muchísimo que había perdido peso.
tenía canas, ojeras, toda la ropa me quedaba grande y un detalle extra que por suerte mi madre no vio: traía líneas en los brazos.

le fallé a mi yo de 18 que escribía el otro diario, a mi yo de 15 que juró no hacerlo, a mi yo de 10,  a mi yo de 5 y a mi yo de 25 que fue la que lo hizo. no fue una única vez, llevaba un año así por María y aún así no fui capaz de ponerle punto final hasta noviembre de 2023.

volví a casa, volví a comer, bloqueé a María en todos lados y volví a la psicóloga. me apoyé en la gente que tenía y tuve un romance fugaz con una chica en tinder. cheee, no todo iba a ser llorar por las esquinas.

hoy por hoy, un año después de ese pico, puedo decir que estoy bastante mejor. cogí peso de nuevo, ya no se me notan las costillas, y ya no necesito pastillas. porque esa es otra, estuve un tiempo con antidepresivos ;)

pero todo bien al final. ha sido un año de recuperación complicado, pero estoy de una pieza.

claramente, María fue el problema. no quiero que esto se convierta en una historia donde señalar a mi nutricionista (dejé de ir a inicios de 2023 cuando alcancé mi objetivo, no se enteró de la bulimia nerviosa). ir a la nutricionista me ayudó bastante a entender la importancia de la buena alimentación y de cuidar nuestros cuerpos.

Ana, mi nutri, jamás me trató mal cuando estaba gorda, ni me juzgaba. entendía que había semanas mejores y otras peores. siempre me animó a estar sana, además de que contribuía a ello.
así que, por fi, si tenéis problemas con la alimentación, acudid a una profesional como ella. no se trata de adelgazar o engordar, sino de consumir lo que necesitamos (y darnos algún caprichito por el camino).
por si acaso lo digo más claro:

LA DIETA NO FUE EL DESENCADENANTE DE MI ENFERMEDAD.

si no hubiera tenido a María en mi vida, habría sido muy diferente la historia. creo que podría haber bajado de peso a una velocidad normal y no habría recurrido a la inanición.

una vez matado el elefante de la habitación, pasemos a temas más interesantes c:

un besito<3

¿mi diario de gorda?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora