Lo que te estaba contando antes de que te quedaras dormida

Piterbonachon

Piterbonachon vivía en un humilde pueblo, donde la maldad no llegaba tan lejos.
A Piterbonachon la vida le parecía insípida, hacía su trabajo y en las cosas que le ponía empeño sin duda era el mejor.
Vivía como en modo automático.
No se quejaba y no creía que existiera algo mejor en la vida.
Piterbonachon participaba en muchas peleas, algunas eran peleas por apuestas,
pero en su mayoría eran peleas donde él se metía a defender a un pobre inocente de las garras de la injusticia.
Era un Justiciero desalmado.
Porque vivía para defender pero sin llegar a sentir algo que lo comprometiera sentimentalmente.
Le daban igual los pobres, los enfermos o si alguien llega diciendo que era parte de su familia.
Para él todos eran como cualquier desconocido, pero eso sí, siempre estaba dispuesto a servir y ayudar.
Piterbonachon era muy fuerte, nadie le ganaba peleando sobre todo en las peleas de los más fuertes .
Nadie había podido ver a Piterbonachon sufrir.
Después de cada pelea se hacía un tatuaje porque decía:
"El dolor me hace más fuerte"
Y no se atrevía a abrir puertas del amor, para él era un sin sentido
y no le gustaba exponerse sin un fin propicio.

Un día llega al pueblo una hermosa luz. Irradiaba perfección con todo su esplendor.
Pero como sucede en los pueblos pequeños esa luz a las almas desalmadas les producía envidia.
Era una doncella llamada Aurora Grangun.
Aurora no era valorada y ella lo sabía pero no tenía malicia y muchas injusticias permitía.
Un día se cruza en su camino Piterbonachon y le vio en plena ira como la defendía de un par de escuálidas blancas sin carisma y llenas de envidia.
Incluso sus enemigas no podían creer como la doncella un aura de reina podía tener.
De una Diosa más bien.
No voy a contar todo lo que sucedió después, pues esta es una historia breve y no una novela de amor adolescente.
Aurora y Piter se enamoraron e hicieron clic.
Era un amor de novela que parecía que ni con la muerte tendría un fin.
Un día mientras Piter le declaraba amor, Aurora sin pensar le clavó un puñal en el corazón.
Una mentira tal vez una tentación.
Muchas promesas murieron en acción.
¿Será que la Aurora no valoraba a su primer amor?
¿Cree ella que todas las almas vienen selladas con la verdad, el amor y la pasión?
Tal vez quería a alguien con belleza innata.
Y los que buscan vanidades chocan con un abismo donde millones se conforman con vidas baratas.

Un día Piter pidió un cigarro regalado.
A Piterbonachon le daba asco el cigarro pero era tanto el dolor en su alma
que incluso hasta el asco le arrebató.
Aún con todas las heridas, Piterbonachon está dispuesto a morir por la Aurora de su ilusión.
Piterbonachon tiene algo extraño,
en la sombra se le nota algunos cuchillos clavados cuando va caminando.
Ella es una inmensa luz que jamás vio venir
¿Cómo superas algo tan grande?
¿Cómo te recuperas y sigues adelante?
Es abrumador tener que pensar si será mentira o será verdad.
El tener ganas todos los días de olvidar y volver a empezar.
¿Quién iba a imaginar que son tan dañinas las heridas del alma?
¿Quién iba a imaginar lo dolorosas que pueden ser las relaciones a distancia?
No sabe en qué pensar ni en qué confiar.
La Aurora prometió no volver a mentir pero tiene miedo de que en cualquier momento se derrame el vaso.
A la Aurora no le duele el alma como a él. Eso se nota a leguas pues Piterbonachon le entregó hasta la vida y aunque a veces se hace el fuerte, en ocasiones se le rompe en medio del dolor porque llegan los recuerdos y esa herida solo cura con el tiempo.
Quiere subir de peso pero a dejado de comer.
Puede que en cualquier momento sea asesinado y aún así sigue dispuesto a luchar y dedicar la poca fe que le queda a su doncella.
A pesar de lo indigno que se siente Piterbonachon no ha cesado de luchar porque tiene esa esperanza de ver día a día feliz la cara de su princesa.

Aurora prometió usar toda su luz para sanar y revertir cualquier daño.
Pero la Aurora no se ha percatado que las cicatrices quedarán y que para borrarlas llevará un tiempo apropiado.
Tendrá que dedicar mucho amor y comprometerse a lo que en el principio prometió.
No mentir, ser leal, no lastimar, crecer juntos.
Piterbonachon es el único que le echa leña a la chimenea.
El único que protege esa luz hermosa que las almas paganas cada vez apagan.
Piterbonachon necesita su ayuda.
Piterbonachon quiere ver a la Aurora brillar con intensidad para que su luz no se apague jamás.
Piterbonachon necesita urgentemente que la Aurora escale la cima después del invierno,
porque su alma y su vida dependerán de ello.
A pesar de las cicatrices y las heridas, Piterbonachon la ama más que a su propia vida.
La Aurora debe a las cicatrices de Piter sanar, sin embargo, Piterbonachon solo le pide que le ame, le respete y esté con él para siempre.