Todo se ha venido al carajo desde que dejé a mi esposa en Chicago. En ese momento no lo pensé, pero una vez arriba del avión solo quería regresar, echarla sobre mi hombro y volver a casa con ella. Pero una parte de mí, la menos egoísta, la dejó con su padre. Estaba más que sé segura con él y sabía que nada malo le pasaría. Sin contar con que Vito seguía delicado de salud. Si la obligaba a venir conmigo y él moría en ese lapso. Nunca me lo perdonaría.
Incluso yo no podía hacerle eso a mi bello ángel.
Una vez que llegué a Los Ángeles, no tuve tiempo de pensar en mi esposa, no es que no lo quisiera, la extrañé cada segundo de cada maldito día, pero el asunto con mi padre... bueno, no me dejó respirar por los siguientes días.
No sé lo que hizo y se niega a decirme la verdad. No puedo actuar como su hijo, solo como su abogado, ante el mundo entero soy Aarón brown y no tengo nada que ver con el apellido Bianchi.
Cuando solicité una reunión a solas con él, sus palabras fueron y cito: no te quiero aquí, regresa a tu cuento de hadas con la princesa de Vito.
Me costó todo lo que tengo no hacerle caso.
Pero es mi padre y por más que esté en desacuerdo con él, no podía dejarlo.—será mejor que me digas que es lo que hiciste o al menos cómo sacarte de aquí. —le exigí en más de una ocasión. Debí saber que no serviría de nada. Enzo Bianchi hace lo que le da la gana. Siempre. Y nunca da explicaciones.
—te despido como mi abogado. —fueron sus últimas palabras antes de solicitar volver a su celda.
Todo era tan confuso y estresante, me estaba volviendo loco. Hasta que apareció en mi puerta Valentina, mujer, joven, alta, de cabello oscuro y muy hermosa.
"No más que nuestro ángel"
Claro que no, nadie se le compara a mi esposa.
Me busqué a tientas la mano y sentí mi dedo anular desnudo. Algo me faltaba desde que lo escondí. Tuve que hacerlo. Entre menos cambios note la gente en mi vida, menos peligro corro.
Resultó que Valentina era la nueva abogada de mi padre... y él, por su puesto, la mando conmigo.
Por fin iba a saber lo que mi padre hizo. O de quién se estaba escondiendo.
Eso hubiera sido bueno. En cambio, Valentina no me dijo mucho, pero lo que sí me dijo fue que mi padre estaba más seguro adentro de la cárcel que afuera, y que por el momento no me preocupara.
Accedí, de momento, pero no me iba a quedar de brazos cruzados, ya le había avisado a Luca, mi mejor amigo, que estaba de regreso y en un problema grande con mi padre, él no es un recurso al que pueda acudir por ayuda en estos casos, pero sé que siempre estará para escucharme y sí que lo necesitaba desde que dejé a mi ángel en Chicago.
Un par de noches después me reuní con él, también extrañaba a Arya, a mis cuentas solo le faltarían un par de semanas para dar a luz, y fue mejor que no la molestara con mi drama de vida.
—¿así que tú y esa loca del demonio he? —no lo dijo en mal plan, es su forma cariñosa de llamar a mi mujer, pero aun así me hizo algo. Así que se lo dije.
—ten cuidado Luca, ahora es mi esposa.
—wo wo wo. ¿Qué? ¿Tu esposa? ¡Mierda! —su expresión fue jodido oro. Solo con eso ya me sentía mucho mejor.
—¿qué? ¿Tan malo crees que es? —me reí de mí mismo al mismo tiempo que me reía de su reacción llevándome el vaso de licor a la boca.
—mierda. No. Lo siento, es solo que la información me cayó de sorpresa, lo que molesta es que lo hayas hecho antes que yo. —se cruzó de brazos y con esa mirada intensa me dijo todo lo que necesitaba saber. —yo conocí a Arya primero y la embaracé a la primera. Debería de haberme casado primero.
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Dulce NO tan Dulce (borrador terminado) ✔️
RomanceSussan & Aarón love story Nadie me dijo que soy adoptada. Nadie me dijo que mi verdadero padre era un líder de la mafia, que decidió buscarme justo ahora cuando mi vida se estaba poniendo aburrida. Nadie me dijo que enamórame del mejor amigo del e...