Capítulo 3

5K 308 9
                                    

Al despertar a la mañana siguiente, Betty me informó que papá había viajado en la madrugada a resolver algo importante y que no tuvo tiempo de despedirse. No me sorprendía para nada, a decir verdad, solía irse como si yo no existiera, sin avisar o sin dejar una nota. Volvía a los días después siempre muy contento. Como si nada hubiese pasado, como si no me hubiese dejado sola.

Me encaminé a la escuela con la esperanza de que mis amigas me distrajeran de lo horroroso que era tener que pasar mis tardes en la disquera. Lamentablemente, ninguna tuvo tiempo para mí cuando llegué, y él único que se dispuso a escucharme fue Liam.

Nos sentamos juntos en el comedor de la escuela, y apenas se dejó caer en la silla, me dijo que había hablado con Andrea, y que tendrían una cita el viernes.

- Es una maldita pervertida – reí mientras bebía de mi jugo de naranja. Liam resopló.

- Madie, basta. Andrea es muy sexy – aclaró con seriedad. – Es lista y muy agradable. Pero hablando de otra cosa, ¿Cómo te fue con tu amigo Nathaniel ayer?

- Su nombre es Nathan – solté sin medir las consecuencias.

- Oh, eso quiere decir que aprendiste su nombre y que sí son amigos – se burló. Me crucé de brazos.

- No, claro que no. Mi padre lo puso a cargo hasta que vuelva de su viaje y encima Nathan se cree mi jefe – rodé los ojos. No me gustaba la idea de que Nathan estuviera completamente a cargo de la disquera. – Me tiene agotada, no pude detenerme ni un minuto ayer – gruñí. Liam se largó a reír.

- ¿Y qué te hizo hacer? – me molestó moviendo las cejas.

- No seas un mal pensado, Greenwood – mascullé entre dientes. Él tomó una de mis manos y acarició la palma de esta. Eso siempre me relajaba.

- Lo siento, pero tranquila, ya se llevarán mejor, quizás sin la presencia de tu padre Nathan se convierta en alguien amable. Es joven, no puede ser un amargado. Dale una oportunidad.

- Tengo la sensación de que será más odioso. ¿Me acompañas hoy al trabajo? – supliqué. Por algún motivo, cuando Liam estaba cerca, siempre me sentía mejor. Era, y siempre había sido, la única persona que se quedaba a mi lado hasta en las tardes de lluvia.

- ¿Acompañarte? Vas a trabajar, Madie. No seré bienvenido.

- Por favor – me mordí el labio. – Nos divertiremos, te dejaré jugar en la sala de grabación.

- Está bien. Supongo que ahora que no está tu padre, será menos horrible entrar ahí.

- Gracias, Liam. Te adoro – sonreí.

[...]

Aquella tarde, luego de clases, nos marchamos juntos a la disquera. Como era de suponerse, Greenwood condujo el carro. Al llegar, primero que hizo fue saludar a Andrea y entablar una conversación con ella. Era tierno que Liam estuviera tan interesado en ella, pero me daba un poco de celos de amigos verlos tan contentos.

- Liam, ya vamos – lo jalé de brazo.

- Te llamaré – le dijo Liam a Andrea, mientras yo presionaba el botón del elevador.

- Suenas desesperado – le dije a Liam, una vez que las puertas del elevador se cerraron.

- Estás celosa porque tú no tienes con quien llamarte – él rodó los ojos y me dio un pequeño empujón amistoso.

- Claro, eso debe ser – ironicé – ¡Cómo no lo había pensado antes! Necesito a alguien con quien mandarme mensajes y dejarme llamadas.

Dear Boss | 2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora