19 de Eipril, Luna 554
Cuatro horas después de la invasión a la Capital de Tristain.La noche era un manto pesado que cubría el océano, y sobre las aguas agitadas se desplazaba el último barco que había escapado de la masacre en Tristain. Allí, bajo el cielo estrellado que parecía indiferente al sufrimiento de los mortales, se encontraba ella. Una figura solitaria de cabellos blancos como el vacío y ojos tan azules como el amanecer que tal vez nunca volvería a ver.
Senju Haruchiyo, la última descendiente de la noble familia Haruchiyo, permanecía inmóvil en la cubierta, abrazándose a sí misma en un intento desesperado por proteger lo poco que quedaba de su alma. Era la princesa de un reino que ya no existía, una huérfana del destino. El aire salado del mar quemaba su rostro y se mezclaba con las lágrimas que caían sin tregua.
No había despedida, no había adiós, solo un vacío abrumador. Su mente estaba atrapada en los recuerdos más recientes: las llamas devorando el castillo de Barhmann, los gritos de su pueblo resonando como una melodía trágica, el sonido de los cascos de los caballos de Germania pisoteando las tierras que alguna vez fueron su hogar. Y sobre todo, la imagen de aquellos que había perdido.
Heros. Su fiel protector. Él se quedó atrás, enfrentando al enemigo con valentía, sacrificándose por un futuro que ella ya no creía posible. Y luego estaba Alaric... Su nombre resonaba en su pecho como un eco desgarrador. Había buscado su rostro entre los escombros, había gritado su nombre hasta que su voz se quebró, pero no había respuesta. Alaric había desaparecido, y con él, la última chispa de esperanza que la mantenía en pie.
Senju cerró los ojos y apretó los puños con fuerza. ¿Por qué todo tenía que terminar de esta manera? ¿Por qué tenía que ser ella quien sobreviviera mientras otros daban su vida por protegerla? La princesa no era más que una sombra rota de lo que había sido.
El viento helado sopló con fuerza, agitando sus cabellos blancos. Senju abrió los ojos y miró el horizonte. No sabía a dónde la llevaba ese barco. No había un destino claro, solo un camino que se extendía frente a ella, frío y solitario. Pero en medio de ese dolor insoportable, una promesa emergió desde lo más profundo de su ser. No dejaría que todo terminara así.
—Te lo prometí, Alaric... —susurró, dejando que sus palabras se perdieran en la vastedad del mar—. Te encontraré. No importa cuánto tiempo me tome, no importa lo que tenga que hacer...
La niña que lloraba en la cubierta no sabía cuál sería su destino, pero algo dentro de ella comenzaba a cambiar. Una llama débil, pero persistente, ardía en su interior. Si el mundo la había despojado de todo, entonces tendría que reclamarlo con sus propias manos. Sería fuerte. Lo suficiente como para no volver a perder lo que amaba
Cinco años después
HABLA SENJU
"Yo seré tu espada."
Las palabras se escaparon de mis labios en un susurro, apenas un eco en la fría y solitaria habitación que llamaba hogar. Estaba de pie frente a la ventana, dejando que la luz de la luna, brillante y distante, bañara mi rostro. Mis manos, ligeramente temblorosas, sostenían un pequeño colgante de madera, una pieza burda que había tallado yo misma durante las largas noches de insomnio. Era un recordatorio, un ancla a una promesa que nunca permitiría que el tiempo borrara.
El viento de la noche se colaba por la ventana entreabierta, helando mi piel. Me estremecí, no solo por el frío, sino por los recuerdos que esas palabras traían consigo. Las noches en el bosque cubierto de nieve junto a él parecían tan lejanas, casi como un sueño. Alaric.
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The Grey Sword - Season 2
خيال (فانتازيا)Después de los eventos que marcaron su vida, Alaric, ahora con 15 años, sigue luchando con su dolor y la oscuridad que envuelve su corazón. La guerra continúa, y aunque cinco años han pasado, el joven guerrero aún no ha llegado a Britania para enfre...