Al atardecer, Nino esperaba pacientemente en la entrada de la escuela, recostada contra una pared mientras la luz dorada del sol teñía el paisaje de tonos cálidos. Su mirada estaba fija en la puerta del gimnasio, esperando a que Tn saliera. Había estado observando todo el entrenamiento desde las sombras, asegurándose de que ninguna chica más se acercara a él. Aoi había intentado una vez más ofrecerle ayuda con su equipo, pero Tn, afortunadamente, lo había rechazado con su típica educación, algo que Nino no pasó por alto.
Cuando por fin lo vio salir con su mochila al hombro, corrió hacia él con una sonrisa que ocultaba perfectamente su mente calculadora.
—¡Tn! Aquí estoy. —Lo llamó, saludándolo con una mano mientras se acercaba.
—¿Nino-Nee? ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías en casa. —respondió él, confundido pero genuinamente contento de verla.
Nino se acercó lo suficiente como para invadir su espacio personal, entrelazando su brazo con el suyo.
—Pensé que sería lindo caminar juntos a casa. Además... no quiero que esa chica, Aoi, te moleste más. ¿Sabes lo molesta que es? Siempre hablando contigo...
—¿Molesta? No lo creo. Es amable conmigo...
Esas palabras fueron un golpe para Nino, aunque no lo dejó ver. En lugar de discutir, fingió una risa suave, apretando su agarre en el brazo de Tn.
—Hermanito, no entiendes a las chicas como yo. Te aseguro que esa "amabilidad" es solo un truco. Confía en mí, siempre estoy cuidándote.
Tn parpadeó, confundido por su tono, pero asintió con una sonrisa.
—Bueno, si tú lo dices, Nino-Nee.
"Eso es. Siempre confiará en mí. Y solo en mí."
Llegada a casa
El resto de las hermanas aún no habían llegado cuando ambos entraron al apartamento. Nino aprovechó la soledad para llevarlo directamente a su habitación con la excusa de revisar su tarea.
—Vamos, hermanito. Quiero ayudarte a estudiar. No quiero que las chicas de tu clase piensen que eres... ya sabes, un poco lento. —dijo mientras lo empujaba suavemente hacia su escritorio.
Tn se dejó guiar sin problemas.
—Está bien, Nino-Nee. Pero estoy seguro de que no piensan eso de mí.
—Claro que no. Porque yo siempre me aseguro de que estés perfecto.
Mientras él se concentraba en un libro de matemáticas, Nino lo observaba fijamente desde detrás, su mente dando vueltas. Quería estar más cerca de él, sentirlo más suyo.
Con un movimiento calculado, se inclinó sobre su hombro, dejando que su aliento cálido rozara la oreja de Tn.
—Hermanito... estás trabajando muy duro. ¿No crees que mereces un descanso? —murmuró con una voz melosa.
Tn giró la cabeza ligeramente, con una sonrisa inocente.
—Tal vez que quieres hacer Nino-Nee
Nino formo una sonrisa en sus labios. No estaba acostumbrada a que él aceptara sus insinuaciones, aunque fuera de manera inconsciente.
—Entonces, ¿qué tal si hacemos un pequeño juego después? Algo especial entre tú y yo. —dijo mientras deslizaba una mano sobre su hombro y bajaba lentamente hacia su pecho.
Tn se tensó ligeramente, sintiéndose algo nervioso pero sin saber por qué.
—¿Un juego? ¿Como qué,?