Sábado, 6:45 AM, State College Central, Pennsylvania, United States.
El auto avanzaba lentamente por la carretera oscura. Solo el rugido constante del motor rompía el silencio que llenaba el espacio entre Henry y Riley. Ninguno de los dos hablaba; ambos estaban atrapados en el peso de lo que acababan de vivir. Riley miraba fijamente por la ventana, pero su reflejo le devolvía una imagen vacía. Henry mantenía la vista fija en el camino, sus manos firmemente aferradas al volante.
El aire dentro del auto era denso, cargado de emociones no dichas. Riley intentó llenar el vacío abrazando su bolsa de provisiones, como si el contacto físico pudiera calmar los temblores que aún sentía en sus manos. Quería decir algo, cualquier cosa, pero no podía encontrar las palabras adecuadas.
Una figura apareció en el horizonte, moviéndose tambaleante al borde de la carretera. Riley se tensó de inmediato, pero Henry no disminuyó la velocidad.
—Es solo un vagabundo... o alguien buscando refugio —murmuró Henry, más para sí mismo que para ella.
Cuando pasaron junto a la figura, Riley pudo ver que no era un infectado, pero sus ojos estaban llenos de pánico. Gritaba algo incoherente mientras agitaba los brazos, como si estuviera intentando detenerlos.
Henry apretó el acelerador, dejando al hombre detrás.
—¿Por qué no nos detuvimos? —preguntó Riley finalmente, con la voz temblorosa.
Henry no apartó la vista del camino.
—No podemos ayudar a todos —dijo con firmeza—. Si nos detenemos, nos ponemos en peligro. Necesitamos llegar al hospital. Necesitamos encontrar a tu madre.
El silencio volvió a instalarse entre ellos, pero esta vez Riley sintió una punzada de rabia mezclada con impotencia. Sabía que su padre tenía razón, pero eso no hacía que fuera más fácil.
La carretera los llevó a las afueras de una pequeña ciudad. A medida que se acercaban, el panorama comenzó a cambiar. Las calles estaban llenas de vehículos abandonados, algunos con las puertas abiertas y otros chocados contra postes o paredes. Había vidrios rotos y escombros esparcidos por todas partes.
—Parece que aquí las cosas ya se salieron de control —murmuró Henry, mientras maniobraba el auto entre los restos.
Un grupo de personas corría por una de las aceras, llevando maletas y mochilas. Una mujer cargaba a un bebé mientras un hombre mayor intentaba mantener el paso detrás de ella. Gritaban, pero las palabras eran indistinguibles.
Desde la ventana, Riley podía ver el miedo en sus rostros. Algo los perseguía, pero el ángulo no le permitía ver qué.
De repente, un hombre apareció de la nada y se lanzó hacia el auto, golpeando el capó con ambas manos. Henry reaccionó rápidamente, frenando en seco. El hombre tenía la mirada desquiciada, y sus labios se movían rápidamente, pero sus palabras no tenían sentido.
—¡Por favor, déjenme entrar! ¡Me están siguiendo! —gritó finalmente.
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Blurred Lines: Las Fronteras del Caos
Mystery / ThrillerLíneas Borrosas es una novela de suspenso apocalíptico que explora el colapso de la humanidad a través de los ojos de Riley, una joven atrapada entre la lucha por sobrevivir y la creciente pérdida de su mundo conocido. Cuando un brote inexplicable d...