PROLOGO

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AURORA

2033 - EDAD: 5 AÑOS

—Veinte —la voz de papá resuena desde el pasillo—. Espero que estéis bien escondidos, monstruos.

Contengo una risita. Es imposible que me encuentre. Nunca sabrá que estoy en el armario de la comida de la cocina de mis padrinos.

—Sht —John resopla a mi lado, cruzándose de brazos.

—Lo siento —murmuro, pero la risa me escapa otra vez.

Desde fuera, oigo la voz de mi mejor amigo, Jaden.

—¿Has oído eso, tío Hunter?

Papá le responde:

—No oigo nada, pero estoy seguro de que una princesa acaba de reírse.

Mi mano vuela a mi boca para callarme. John pone un dedo sobre sus labios, mirándome como si fuera lo peor que podría haber hecho. Papá abre la puerta de golpe.

—¡Os encontré!

—¡Rory! —grita John, enfadado—. Siempre haces lo mismo, tonta.

—No me grites —respondo con voz temblorosa, aunque ya sé lo que haré.

Me froto los ojos y hago pucheros.

—No, no, no llores —John se acerca de inmediato—. Era broma, Rory. Perdón.

—No te perdono —respondo con firmeza, levantando los brazos hacia papá cuando llega.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunta papá mientras me carga.

—Me llamó...

—Guapa —interrumpe John rápidamente, con los ojos abiertos como platos—. La he llamado guapa, porque es una princesa muy guapa.

Papá sonríe y me besa la frente.

—Claro que lo es. Y es mi princesa.

Eso lo sé. Siempre lo sé.

La voz de mi madrina nos llama desde el jardín.

—¡A comer!

Bajo de los brazos de papá y camino hacia la mesa, ignorando por completo a John.

—Rory... —susurra detrás de mí.

—No me hables —le digo cruzándome de brazos y sentándome junto a Jaden.

—¿Qué te ha pasado? —me pregunta Jaden mientras parte un trozo de pan.

—Me llamó tonta —respondo en voz baja.

—Él sí que es un tonto.

—Os estoy oyendo —dice John desde el otro lado.

—Tonto —murmuramos Jaden y yo al unísono.

Papá niega con la cabeza.

—Niños, ya basta. A comer.

La comida transcurre tranquila, pero sigo ignorando a John. Hasta que me dice:

—¿Qué puedo hacer para que me perdones?

—Dame tu trozo de pastel.

—No.

Finjo tomar aire, preparándome para llorar.

—Vale, todo tuyo.

Cuando pasa su plato hacia mí, sonrío triunfante. El pastel de chocolate que hace su abuela es mi favorito.

—Gracias.

—Me vas a volver loco, princesa —susurra él, medio molesto, medio divertido.

No sé qué significa eso, pero me gusta cuando me llama princesa. 

Aunque no se lo diré.

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