Twilight Vows

Capítulo 4

De la oscuridad fue asomándose el can de pelaje oscuro como la misma noche, tras haber estado sumido en un profundo sueño; una de sus tres cabezas a la vez.

Sus pisadas resonaban con fuerza, haciéndole justicia a su tamaño y presencia sombría. Posicionándose en un punto central, aquél ente de apariencia perruna, con mirada color sangre comenzaría a aullar. El estruendo hizo retumbar cada rincón del infierno; anunciando una nueva guerra. La cual se acercaba a pasos agigantados.

El monstruoso sonido hizo resurgir a más de una bestia que yacía bajo algún tipo de letargo y solo despertaban para este tipo de acontecimientos. Mientras que muchos otros que se mantuvieron despiertos, fueron retornando hacia el inframundo.

Una figura masculina resaltó, justo detrás del gigantesco canino de tres cabezas. Se agachó lo suficiente para tomar un puñado de tierra y restos óseos, así dándole forma similar a un ave o el cadáver de una. Susurró algo a la misma, que luego saldría volando del lugar; un mensajero.

El pequeño ser pasó por encima de todos los demonios, brujas y demás criaturas de la oscuridad. Una rojiza cabellera destacó, puesto que la vista elevó y en un susurro se escuchó un nombre ya conocido; — Nyssa...

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Mientras que en el mundo de los mortales, el torrencial aullido no puede ser escuchado, ella continúa con su vida en este plano con total normalidad.
Ya han pasado aproximadamente dos semanas que la susodicha comenzó a vivir en conjunto con la chica de cabellos violetas.

La joven humana acababa de despertar, ya que la noche anterior le tocó trabajar. Bostezó, pero este se cortó debido a un nauseabundo olor que invadió su nariz.

— No me jodan... — Musitó, apretando los dientes. — Voy a golpearla.

Salió de inmediato del cuarto y fue directo hacia la ÚNICA responsable de esa peste.

— ¡¿No te dije que tiraras toda esa mierda?! ¡Esa cosa ya está podrida!

— ¡¿Y por qué voy a tirar algo que aún podía comerse?!

Tenía que ser una puta broma de mal gusto. No podía creer que fuese tan idiota al punto de realmente haberse comido todo eso que ya llevaba rato y estaba descompuesto.
Es decir, entendía que era un demonio, pero eso no le quitaba lo imbécil.

— Escúchame, chango de mierda. — Lleva la diestra a su propio rostro. Juró que pondría de su parte para que fuera una buena convivencia, pero esa mujer se lo hacía demasiado difícil. — Si alguien llama a la policía a causa del olor, juro que yo misma te mataré. No sé de qué manera, pero lo haré... ¡¡¡DESHAZTE DE TODA ESTA PESTE O TE ARRANCARÉ LA CABEZA!!! 

— ¡Per-...! — No alcanzó a responderle, ya que la menor la apuñaló con su mirada.

La mayor no entendía la manera en que esa humana de baja estatura podía hacerle temblarde la forma en que lo hacía ahora. La peli-violeta le dio la espalda y sedispuso a ir hacia el baño. Su paso detuvo, volteando de manera robótica hacia ella.

— ¿Me puedes explicar por qué demonios estás SEMI-DESNUDA? ¡Te dije cientos de veces que no te pasees de esa forma por la casa!