Acababa de cumplir 18 años, no me emocionaba aun la idea de ser mayor de edad. Vivía en una pequeña ciudad de España solo con mi mamá ya que mi papá estaba viajando a menudo a Colombia por cosas de negocios; La mayor parte del tiempo la pasaba solo, estudiando o haciendo deporte; siempre me destaqué, pues fui dedicado y traté de esforzarme por todo. Mi mamá fue ascendida en el trabajo lo que nos obligó a mudarnos a una ciudad más grande. Un día, mientras acabábamos de instalarnos, estaba organizando las ultimas cajas de la mudanza; la casa era normal, no tenía muchos detalles, me parecía aburrida, aunque si tenia ventanas lindas, principalmente la de la entrada, donde el sol traspasaba por el cristal iluminando sutilmente el polvo que se levantaba del piso. Mi mamá había insistido en que la ayudara a organizar las últimas cajas de la mudanza. - ¿Hijo, ya acabaste de organizar las cajas? -me dijo desde el borde de la escalera -. -Solo son 4 cajas y necesitamos espacio para sacar después la basura- Respiré y comencé a revisar las cajas para ver que podía botar y dejar. La mayoría eran cosas viejas que mi mamá había insistido traer de la otra casa: ropa vieja, libros que nadie leía, y unos adornos navideños que me provocaban espanto de lo viejos que estaban además olían a humedad. Al abrir la última caja, en medio de unos papeles amarillentos encontré una foto cortada por la mitad, parecía ser una casa muy grande y linda pero poco visible. También encontré otras fotos de un viñedo y de gente que nunca había visto en mi vida.
Bajé las escaleras con la fotografía en la mano buscando a mi mamá y apenas la vi en la cocina organizando unas tazas de colección le pregunté: -Ma, ¿dónde es esto? - mostrándole la foto. Ella la tomó, y por un instante su cara fue otra. Se veía extrañada, sus labios mostraron una leve sonrisa melancólica. -Es la casa de tus abuelos – acentuando con un tono de tristeza – entonces le dije: - ¿Mis abuelos? Nunca me habías hablado de esa casa - respondí - ¿Dónde está? Mi mamá me devolvió la foto y tras un breve silencio, se encogió de hombros como si quisiera restarle importancia. - Está muy lejos, en el campo. Hace años que nadie va por ahí. Ya no tiene sentido hablar de eso, acaba de organizar las cajas para venir a almorzar- dijo Volví a subir a guardar la foto y entre tantos papeles me llamó la atención un sobre que tenía mi nombre, me pareció extraño porque el sobre se veía demasiado viejo. Mencionaba un escándalo familiar del cual no entendía nada, y del por qué mi nombre estaba en dicho sobre escrito por mis abuelos. Sentía que me estaban ocultando algo, por lo que bajé otra vez donde mi mamá. -Ma ¿Qué son estas cartas que dicen mi nombre? –ella estaba impactada y me dijo con tono molesto -te dije que guardaras eso, no es nada- insistí y con un tono molesto le pregunté - ¿Por qué me has ocultado cosas? quiero saber quiénes eran mis abuelos– ella asustada me dijo- Te voy a llevar a la casa que está en la foto para que sepas como fue que pasaron las cosas, solo quiero que confíes en mi hijo, no todo es lo que parece. Al otro día, me levanté temprano para poder ir a lo que solía ser la casa de mis abuelos. Mi mamá no muy contenta con la idea me dijo -No nos vamos a demorar Gael, todo tiene que ser rápido-
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Después de hora y media de viaje no le dirigí la palabra a mi mamá. Al entrar a la vereda donde se encontraba la Mansión, quedé impactado, todo era demasiado grande, la entrada, aunque se veía desgastada por el tiempo, era imponente, tenía rejas de metal y una placa con el apellido de mi familia. Me paré en frente de la entrada de la mansión, estaba impresionado por la gran puerta adornada con delicados tallados dorados. A ambos lados, columnas de mármol blanco sostenían la fachada, dándole un aire lujoso. Justo en el centro de la entrada, una fuente de piedra desprendía pequeñas gotas de agua, eso me hacía pensar que alguna vez mi mamá caminó por este lugar. Las grandes ventanas, el jardín que las rodeaba parecían enmarcar la casa, dándole una sensación de antigüedad y misterio.
