❝ ᵃᵐᵃʳᵗᵉ ᵉᵗᵉʳⁿᵃᵐᵉⁿᵗᵉ ❞
◈𝔼𝕡𝕚𝕝𝕠𝕘𝕠◈Mire la luna. Brillante en su esplendor,el hermoso cielo azabache iluminaba la madrugada de mis pesares.
Tocaba mi corazón con dolor y agonía, la culpa me inundaba y mis pensamientos crecían.Las suaves manos de mi mujer me sacaron de mis pensamientos.
-Kei, ¿que pasa?-paso sus suaves dedos por mi espalda, rozando mis alas.
-Solo estaba pensando.-murmure con pesar.
-¿Te pasa algo?-se preocupó por mi.
-Rio.- llame.-Siento algo.-pause y suspiré.-aqui.-señale mi corazón, volteando hasta su rostro.
Este fue iluminado por la brillante luz de la luna, resaltando sus facciones albinas.
Su mano izquierda fue directamente a mi corazón, mientras la derecha apoyaba el pulgar en mi frente. Cerro sus ojos concentrándose en mi.-Solo te siento a ti.-abrio su ojos rubíes y me miró a los ojos.
-Quema, Río.-hice una mueca de dolor. Era culpa, y ardía como si de una herida con alcohol se tratase.
-concentrate en mí.-me perdí en sus ojos, mi mente divago buscando alguna oportunidad para hablar con sinceridad.-Estas preocupado y tenso, Keigo.-acaricio mis cabellos rubios.
-Rio.-me alarme. Un mal presentimiento me invadió, recibiendo así una llamada de parte de Endeavor.
Tome rápidamente el celular sobre la mesa de noche, encendiendo la luz.
-preparate, Hawks. Los villanos atacarán.-la voz de el héroe número uno me alertó, así colgando para actuar rápidamente.
Tome mi traje de héroe y me vestí con rapidez.
-¿Listo?-me preguntó Río, ya uniformada, lista para la misión.
-Cuidate, nena.-bese su frente y tome mis llaves.
-Tambien tu, Hawks.-nos besamos lentamente.
Salí volando desde el balcón, mientras Río salía por la puerta del departamento.
Durante el viaje, mi mente divago en los recuerdos, en Río.
Ella nunca me había juzgado, aún sabiendo que no podía confiarle mi pasado, me apoyo y nunca me cuestiono. Conocía mis sentimientos y lo que sentía por ella, sabía que estaba enamorado de ella desde hace mucho tiempo, que la amaba con toda mi alma, y que ella era lo único que me quedaba en esta vida.
Mi madre, quien vagamente respondía mis llamadas y mensajes, estaba entusiasmada por mi falta de soledad. Ahora estábamos tranquilos, o eso era hasta hace algunos meses.
Mi corazón se aceleró y mi mente volvió a Río, mi pareja, mi confidente, mi amiga. Su seguridad estaba primero, aún así pasando de largo mis sentimientos y pisoteando los suyos.
Me dolería no amarla eternamente...