𝘼𝙜𝙧𝙞𝙙𝙪𝙡𝙘𝙚; 𝙍𝙖𝙣 𝙃𝙖𝙞𝙩𝙖𝙣𝙞 [𝗧𝗿𝗶𝗹𝗼𝗴𝗶𝗮 #𝟭]

Cap.24 (Segunda temporada)

Ran 2008

Ayudé a Temari a levantarse del suelo, sus piernas tiemblan como si fuera un ciervo recién nacido.

Mire una última vez el pequeño desastre que hizo y no pude evitar que una sonrisa socarrona se dibujara en mi rostro, me encanta cuando me baña con sus fluidos.

Pasamos parte de la tarde acostados, el viaje fue largo y a pesar de que dormimos todo el camino, no pudimos descansar mucho, cada tanto teníamos que levantarnos para las escalas ya que el vuelo de Tokio hasta aquí no era directo.

Abrí un poco los ojos cuando estiré mi brazo para abrazar a mi ahora esposa y no sentí nada.

—Levántate —escuche su voz detrás de mí—. Vamos a pasear.

Cuando voltee en la cama la vi usando un conjunto color blanco, la parte arriba es una camisa blanca corta que deja a la vista su perfecto ombligo, tiene mangas largas y hombros descubiertos, la parte de abajo es una larga falda con una abertura en el costado que deja a la vista una de sus piernas.

—Tengo hambre —me senté sobre la cama y masajeé un poco mi cuello—. ¿Tú no tienes hambre? No has comido nada desde que llegamos.

—Si, tengo un poco de hambre —tomó las ligas para el cabello que había dejado en la mesita de noche—. Podemos comprar algo de comer en el camino.

Me quedé sentado con los ojos cerrados sintiendo como la peli violeta peina mi cabello con dos trenzas, habría vuelto a dormirme si no me hubiera zarandeado un poco.

—Andando —ordenó entregándome la ropa que usaré.

Luego de vestirme, fui al baño para lavarme la cara con agua fría.

Salimos del hotel y comenzamos a caminar rumbo a la playa, podíamos verla desde la ventana de la habitación así que no necesitamos pedir indicaciones.

Las nubes se tiñen de un color rosado a medida que el sol se oculta, se supone que es invierno, pero la temperatura es bastante agradable como para usar ropa de playa, de hechos, todos los que están aquí andan así, aunque, si así está el clima ahora, no quiero imaginarme como será en verano.

Fue bueno venir en esta época, no hay tanta actividad turística por lo que la playa está casi vacía, solo hay algunas parejas y niños jugando en el agua.

Nos sentamos en la orilla para ver el atardecer, con el pasar de los minutos los niños se fueron con sus padres y nos quedamos solos en esta playa.

Mire a Temari de reojo, su mirada está perdida en la gama de colores que se dibuja en el cielo, últimamente se ve diferente, sus ojos brillan de una forma diferente y se ve mucho más atractiva, si es que eso es posible.

—Tu mirada me está taladrando la sien —enarcó una ceja mirándome de reojo.

Con una sonrisa pícara me acerqué a su hombro descubierto para besar su tersa piel.

—Es que te ves muy linda cuando estás distraída —deje mi mejilla apoyada en su hombro y seguí viendo como el sol se oculta dando paso a la luna.

—¿Conoces el mito del sol y la luna?

—No —estire mis brazos para rodear su cintura y atraerla a mí—. Ilumíname.

—El sol, y la luna eran eternos enamorados, pero Afrodita sentía celos, así que los separó —recito—. Zeus les permite verse solo un par de segundos durante el eclipse solar.

Hubo un momento de silencio.

—Vaya... Afrodita era una perra —fruncí el ceño mirando como el sol da su último rayo de luz antes de irse.