Jhonny pensaba que el Karate era todo su mundo en la vida,que era el único camino para sentirse seguro de si mismo,sentirse alabado,querido y valoro hasta que conoció a Ember quién le haría dudar si verdaderamente era necesario.
¿La vida era más que...
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Ember sentía su corazón acelerado, temiendo el peor de los escenarios. La tensión en su cuerpo era casi insoportable mientras escuchaba los gritos de su madre.
La frase que "no hay nada peor que un hombre borracho" le venía a la mente.
De repente, el aturdimiento del golpe y el sonido resonante del puño cerrado impactando contra el pómulo de su madre la dejaron perpleja.
estaba paralizada por el terror. Su cuerpo reaccionaba a la escena con una serie de impulsos físicos como la respiración acelerada y el sudor frío que corría por su espalda. Se sentía atrapada entre una pared y un lugar peligroso, incluso su corazón estaba luchando por equilibrar las cosas y evitar que cayera en desesperación.
Miró a su madre con el corazón roto ante la imagen de la mujer sentada ahí,aprovechando el momento en el que su padre abandonó la habitación para conseguir más cerveza,se arrodilló junto a su madre y le habló preguntándole cómo se sentía. Con las ideas y el miedo surgiendo en su mente,supo que era tiempo de escapar.
Ember y su madre se miraron asustadas y en silencio. Habían guardado sus documentos personales en las maletas y la mochila, dispuestas a salir de allí de inmediato. En ese momento, escucharon el ruido de la puerta al abrirse y una sensación de miedo invadió el ambiente.
La morena y su madre se colocaron tratando de ocultar el equipaje con sus cuerpos. Su padre se aproximaba lentamente y Ember notó una mezcla de miedo y resignación en la expresión de su madre. Cuando su padre se detuvo en medio de la habitación, las interrogó con una voz ronca y grogui por el alcohol, preguntándoles qué hacían.
Indira se volvió hacia su marido con una sonrisa forzada y una voz inestable, tratando de contener el miedo y ponerse de pie en una conversación normal—"Solo estábamos ayudando a Ember a organizar su habitación, estaba muy desordenada."
Su marido la miró fijamente con sus ojos rojos y brillantes, y dejó escapar un resoplido de frustración.
Su padre respondió a Indira con una sonrisa engreída y sarcástica—"¿Creen que soy estúpido o qué?"—preguntó, lanzando la botella con fuerza hacia su esposa. Indira se quedó helada, pero su fortuna la protegió cuando la botella golpeó el muro cercano.
La menor trató de mostrarse fuerte y valiente, intentando desafiar al borracho—"Mi madre y yo vamos a irnos de casa y no quiero escuchar nada. Si te opones, llamaré a la policía"—Dijo mostrando el teléfono de casa que había tomado de la cocina cuando ayudaba a su madre con los bártulos.
Agust se rió otra vez, pero esta vez sus palabras tenían un tono más amenazador—"No irán a ningún lado. Si no se quieren quedar aquí, mejor se acostumbran"—dijo mientras se acercaba a ellas con el puño en alto. "O será desafortunado para ustedes dos."
Con un vidrio roto en su mano, Indira se mantuvo firme y ocultó la presencia del arma. De repente, su rostro se endureció y su expresión se hizo más seria, indicando que había decidido poner la vida de su hija por delante de la suya. Le susurró a Ember, diciéndole en voz baja y rápida: "Corre".
